Generalidades de la literatura en el Siglo de Oro Español



La cultura española durante los siglos XVI y XVII a caballo entre el Renacimiento y el Barroco desarrolla un momento sorprendentemente esplendoroso en las artes como en las letras. La literatura en todas sus expresiones alcanza su máxima expresión con figuras como Cervantes, Luis de Góngora, Quevedo, Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca. Mientras la decadencia y el agotamiento van carcomiendo la monarquía con guerras y problemas económicos en su hacienda, las artes y la cultura se deaarrollan plenamente denominando este período como Siglo de Oro de la cultura española. 


España produjo en su edad clásica algunas estéticas y géneros literarios característicos que fueron muy influyentes en el desarrollo de la Literatura Universal. Entre las estéticas fue fundamental el desarrollo de una realista, como contrapartida crítica al excesivo, caballeresco y nobilizante idealismo del Renacimiento: se crean géneros tan naturalistas como el celestinesco (Tragicomedia de Calisto y Melibea de Fernando de Rojas, etc), la novela picaresca (Lazarillo de Tormes, Autor Anónimo, etc), o la novela polifónica moderna (Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra).

A estas tendencias se une la fórmula de la nueva comedia creada por Lope de Vega y divulgada a través de su Arte Nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609): una explosión de creatividad dramática acompañó a Lope de Vega y sus discípulos que quebrantaron las unidades de acción, tiempo y lugar, a tal punto que los autores dramáticos de toda Europa buscaron en la literatura del Siglo de Oro Español los argumentos para sus propias obras. 

Muchos de estos temas provenían de la tradición medival, tanto árabe como hebrea, del Romancero y de la impromta italianizante de la cultura española por la presencia política del reino español en la península itálica durante largos años. Por otra parte, géneros literarios como el entremés y la novela cortesana introdijeron la estética realista de los corrales de comedias y aun la comedia de capa y espada tenía su representación popular y la figura del gracioso. 

España experimentó una gran ola de italianismo que invadió la literatura y las artes plásticas durante el siglo XVI: Garcilaso de la Vega, Juan Boscán y Diego Hurtado de Mendoza introdujeron el verso endecasílabo italiano y los temas del Petraquismo. Boscán escribió el manifiesto de la nueva escuela en la Epístola a la Duquesa de Soma y tradujo El Cortesano de Baltasar de Castiglione en prosa castellana. En la segunda mitad del seglo XVI se desarrolló la ascética y la mística (San Juan de la Cruz, Santa Teresa y Fray Luis de León). Un grupo de jóvenes autores comenzó a desarrollar un Romancero nuevo, sus autores, Luis de Góngora, Lope de Vega y Miguel de Cervantes Saavedra, mientras que entre las figuras destacadas de la lírica encontramos a Francisco de Aldana, Andrés Fernandez de Andrada, Bartolomé y Lupercio Leonardo de Argensola, Francisco de Rioja, Rodrigo Caro, Baltazar de Alcázar y Bernardo de Balbuena. 






Lope de Vega, también llamado el Fénix de los Ingenios, autor de alrededor de 1500 obras teatrales, novelas, poemas épicos y narrativos y varias colecciones de poesía lírica profana, religiosa y humorística, destacó como maestro del soneto. Su aportación al teatro universal fue una potentosa imaginación, de la que se aprovecharon sus contemporáneos y sucesores, extrayendo temas, argumentos, motivos e inspiración. Su teatro rompe con las unidades de acción, lugar y tiempo, mezclando lo trágico con lo cómico. Flexibilizó las normas clasicistas para adecuarse a su tiempo y abrió con ello las puertas a la renovación del arte dramático. También se destacan Guillén de Castro, quien elabora grandes dramas caballerescos sobre el honor, junto a comedias de infelicidad conyugal. Juan Luis de Alarcón quien aportó su gran sentido de crítica de los defectos sociales, Luis Vélez de Guevara con sus grandes dramas históricos de de honor y Tirso de Molina, maestro en complicar la trama y crear caracteres como el Don Juan en El burlador de Sevilla

El otro gran dramaturgo en crear una escuela propia fue Pedro Calderón de la Barca. Sus personajes son fríos razonadores, con frecuencia obsesivos. Sus estructuras dramáticas están más cuidadas. Es un maestro en el arte del razonamiento silogístico y utiliza el lenguaje abstracto, retórico y elaborado. Se destaca en especial en el auto sacramental, género algórico que llevó a la perfección. 

Algunas obras maestras del teatro Barroco fueron Numancia (Miguel de Cervantes Saavedra), el drama poético El caballero de Olmedo (Lope de Vega), Peribánez y el Comendador de Ocaña, El perro del hortelero, y Fuenteovejuna, entre otras muchas piezas. 

Las mocedades del Cid de Guillén de Castro, inspiración para El Cid (Pierre Corneille), Reinar después de morir (Luis Vélez de Guevara) que pasó con esta obra al drama europeo, La verdadera sospechosa y Las paredes oyen (Juan Luis de Alarcón) y El esclavo del demonio (Antonio Mira de Amescusa), sobre el tema de Fausto.

De Calderón de la Barca destacan obras maestras como La vida es sueño, El príncipe constante, los grandes dramas de honor sobre personajes enloquecidos por los celos como El mayor monstruo del mundo, El médico de su honra o El pintor de su deshonra. Entre sus comedias nos encontramos con obras como La dama duende, Céfalo y Procris, El gran teatro del mundo o El gran mercado del mundo que dan vuelo a la imaginación de los románticos ingleses y alemanes. 






Otro género teatral importante es el entremés, espejo de la sociedad española del Siglo de Oro. Se trata de una pieza cómica en un acto escrita en prosa o en verso, que se intercalaba entre la primera y la segunda jornada de las comedias. 

La prosa en el Siglo de Oro ostenta géneros y autores que han pasado a la historia de la literatura universal. La conquista de América dio lugar al género de las Crónicas, entre las que podemos encontrar algunas obras maestras como las de Fray Bartolomé de las Casas, el Inca Garcislaso de la Vega, Bernal Díaz del Castillo, Antonio de Herrera y Tordesillas y Antonio de Solís. La primera obra maestra fue La Celestina, pieza teatral, originalísima obra de un desconocido autor y de Fernando de Rojas. Escribió ficciones caballerescas maravillosas, menos conocidos actualmente. Entre sus obras más destacadas podemos mencionar las novelas Tirantes al blanco, Amadis de Gaula o Palmerín de Inglaterra

La novela picaresca tiene entre sus máximas creaciones obras maestras como el Lazarillo de Tormes (Autor Anónimo), La vida del pícaro Guzmán de Alfarache (Mateo Alemán), reflexión pesimista sobre el destino humano, La vida del Buscón (Francisco Quevedo), entre otras. La novela cortesana suministró las obras maestras que constituyen las Novelas Ejemplares de Miguel de Cervantes Saavedra, sin olvidarnos de su inmortal Don Quijote de la Mancha, primera novela polifónica de la literatura europea. La novela pastoril cuenta con obras maestras como las Dianas de Jorge de Montemayor y de Gaspar Gil Polo o Siglo de Oro en las Selvas de Erifile de Bernardo de Balbuena. La novela bizantina cuenta con ejemplos como El peregrino en su patria de Lope de Vega, o Persiles de Cervantes. 

Novelas filosóficas emparentadas con este género es el Criticón (Baltazar Gracian). La prosa doctrinal tiene por autores a Pedro Mexía, Luis Zapata, Fray Antonio de Guevara, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Francisco de Quevedo y Diego Saavedra Fajardo. 

Jean Rotrou (1609 - 1650) y Paul Scarron (1610 - 1660) alcanzaron grandes áxitos traduciendo o imitando a los autores españoles y estos influyeron en los dramaturgos galos, tales como Pierre y Thomas Corneille y Molière, Alain René Lesage, John Vanbrugh, etc. Las obras de teatro españoles también influyeron a los autores holandeses y británicos. 



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