Literatura expresionista


La literatura expresionista se desarrolló en tres fases principales: de 1910 a 1914, de 1914 a 1918, y de 1918 a 1925. Aparecen como temas destacados la guerra, la urbe, el miedo, la locura, el amor, el delirio, la naturaleza, la pérdida de la identidad individual, etc. Ningún otro movimiento hasta la fecha había apostado de igual manera por la deformidad, la enfermedad y la locura como motivos de sus obras. Los escritores expresionistas criticaron la sociedad burguesa de su época, el militarismo del gobierno del káiser, la alineación del individuo de la era industrial y la represión familiar, moral y religiosa, por lo que se sentían vacíos, solos, hastiados, en una profunda crisis existencial. El escritor presenta la realidad desde su punto de vista interior, expresando sentimientos y emociones más que impresiones sensitivas. El autor busca la esencia de las cosas, mostrando su particular visión. Formalmente recurren a un tono épico, exaltado, patético, renunciando a la gramática y a las relaciones sintácticas lógicas, con un lenguaje preciso, crudo, concentrado. Buscan la significación interna del mundo, abstrayéndolo en una especie de romanticismo trágico que va desde el misticismo socializante de Werfel hasta el absurdo de Kafka. 

Los principales precursores de la literatura expresionista fueron Georg Büchner, Frank Wedekind y el sueco August Strindberg. Büchner fue uno de los principales renovadores del drama moderno, con obras como La muerte de Danton (1835) y Woyzeck (1836), que destacan por la introspección psicológica de los personajes, la reinvindicación social de las clases desfavorecidas y un lenguaje entre culto y coloquial, mezclando aspectos cómicos, trágicos y satíricos. Wedekind evolucionó desde el naturalismo hacia un tipo de obra expresionista por su crítica a la burguesía, la rapidez de la acción, los reducidos diálogos y los efectos escénicos, en obras como El despertar de la primavera (1891), El espíritu de la tierra (1895) y La caja de Pandora (1902). Strindberg inauguró con Camino de Damasco (1898) la técnica estacional seguida por el drama expresionista consistente en mostrar la acción por estaciones, períodos que determinan la vida de los personajes en un sentido circular, ya que los personajes intentan solucionar sus problemas, sin lograrlo. 

El expresionismo fue difundido por revistas como Der Sturm y Die Aktion, así como el círculo literario Der Neue Club (El Club Nuevo), fundado en 1909 por Kurt Hiller y Erwin Loewenson. Más tarde Hiller fundó elcabaret literario GNU (1911) que desempeñó el papel de plataforma para difundir las obras de jóvenes escritores. 

La Primera Guerra Mundial supuso una fuerte conmoción para la literatura expresionista, mientras algunos autores consideraban la guerra como una fuerza arrasadora y renovadora que acabaría con la sociedad burguesa, para otros el conflicto cobró tintes negativos, plasmando en su obra los horrores de la guerra. En la posguerra la literatura adquirió mayor compromiso social y de denuncia de la sociedad burguesa y militarista que llevó a Alemania al desastre de la guerra. Las obras literarias de esta época adquirieron un aire documental, de reportaje social, perceptibles en obras como La montaña mágica de Thomas Mann, y Berlin Alexanderplatz de Alfred Döblin. 






La narrativa expresionista supuso una profunda renovación respecto a la prosa tradicional, suponiendo una aportación imprescindible al desarrollo de la novela moderna, tanto alemana como europea. Los autores expresionistas buscaban una nueva forma de captar la realidad, la evolución social y cultural de la era industrial. Se opusieron al encadenamiento argumental, a la sucesión espacio-tiempo y la relación causa-efecto propios de la literatura realista. Introdujeron la simultaneidad, rompiendo la sucesión cronológica y rechazando la lógica discursiva, con un estilo que muestra pero no explica, donde el propio autor es solo un observador de la acción y donde los personajes evoluvionan de forma autónoma. En la prosa destaca la realidad interior por sobre la exterior, la visión del protagonista, su análisis psicológico y existencial, donde los personajes se plantean su situación en el mundo, su identidad con un sentimiento de alineación que les provoca conductas desordenadas, psicóticas, violentas, irreflexivas, sin lógica ni coherencia. 

Existieron dos corrientes fundamentales en la prosa expresionista, una reflexiva y experimental, abstracta y subjetivizadora, representada por Carl Einstein, Gottfried Benn y Albert Eherenstein, y otra naturalista y obejtivizadora, desarrollada por Alfred Döblin, Georg Heim y Kasimir Edschmid. Figura aparte la obra personal y difícilmente clasificada de Franz Kafka, que expresó en su obra lo absurdo de la existencia, en noveas como La metamorfosis (1915), El proceso (1925), El castillo (1926) y El desaparecido (1927). Mostró mediante parábolas la soledad y alineación del hombre moderno, su desorientación en la sociedad urbana e industrial, su inseguridad y desesperación, su impotencia frente a poderes desconocidos que rigen su destino. 

La lírica expresionista se desarrolló en los años previos a la contienda mundial, con una temática amplia y variada, centrada sobre todo en la realidad urbana, pero renovadora con respecto a la poesía tradicional, asumiendo una estética de lo feo, lo perverso, lo deforme, lo grotesco, lo apocalíptico, lo desolado, como nueva forma de expresión del lenguaje expresionista . Los nuevos temas tratados por los poetas alemanes son la vida en la gran ciudad, la soledad y la incomunicación , la locura, la alineación, la angustia, el vacío existencial, la enfermedad y la muerte, el sexo y la premonición de la guerra. Varios de estos autores, concientes de la decadencia de la sociedad y de su necesidad  de renovación, utilizaron un lenguaje profético, idealista, utópico, un cierto mesianismo que propugnaba otorgar un nuevo sentido a la vida, una regeneración del ser humano, una mayor fraternidad universal. Los principales poetas expresionistas fueron Franz Werfel, Georg Trakl, Gottfried Benn, Georg Heym, Johannes Becher, Else Lasker-Schüler, Ernst Stadler y August Stramm. El expresionismo influyó también en la obra de Rainer Maria Rilke.


 

El drama expresionista se opuso a la representación fidedigna de la realidad propia del naturalismo, renunciando a la imitación del mundo exterior y pretendiendo reflejar la esencia de las cosas, a través de una visión subjetiva e idealizada del ser humano. Los dramaturgos expresionistas ptretendían hacer del teatro un mediador entre la filosofía y la vida, transmitir nuevos ideales, renovar la sociedad moral e ideológicamente. Para ello realizaron una profunda renovación de los recursos dramáticos y escénicos, perdiendo el concepto de espacio y tiempo, enfatizando la evolución psicológica del personaje, que más que un individuo es un símbolo, la encarnación de los ideales de liberación y superación del nuevo hombre que transformará la sociedad. El teatro expresionista puso éndasis en la libertad individual, en la expresión subjetiva, el irracionalismo y la temática prohibida. Su puesta en escena buscaba una atmósfera de introspección, de investigación psicológica de la realidad. Utilizaban un lenguaje conciso, sobrio, exaltado, patético, dinámico, con silencios, los balbuceos, las exclamaciones, que cumplían igualmente una función simbólica. Igual simbolismo adquierió la escenografía, otorgando especial relevancia a la luz y el color, recurriendo a la música e incluso a proyecciones cinematográficas para potenciar la obra.

El teatro fue un medio idóneo para la plasmación emocional del expresionismo, pues su carácter multiartístico, que combinaba la palabra con la imagen y la acción era ideal para los artistas expresionistas. Además del teatro, en aquella época proliferaban los cabarets que unián representación teatral y música, como en Die Fledermaus (El Murciélago) en Viena, Die Brille (Las Gafas) en Berlín y Die Elf Scharfrichter (los Once Verdugos) en Múnich. En el teatro expresionista predominó la tremática sexual y psicoanalítica, quizá por influencias de Freud, cuya obra, La interpretación de los sueños apareció en 1900.

Los principales dramaturgos expresionistas fueron Georg Kaiser, Fritz von Unruh, Reinhard Sorge, Ernst Trolle, Waltrer Hasenclever, Carl Sternheim, Ernst Barlach, Hugo von Hoffamannsthal y Ferdinand Bruckner. Asimismo se destacó la figutra de Max Reinhardt, director del Deutscher Theater, que se destacó por las innovaciones estéticas y técnicas que aplicó a la escenografía: experimentó con la iluminación, creando juegos de luces y sombras, concentrando la iluminación en un sitio o personaje para captar la atención del espectador, o haciendo variar la intensidad de las luces que se entrecruzan o se oponen. Su estética teatral fue adaptada posteriormente al cine, siendo uno de los rasgos distintivos del cine expresionista alemán. En el expresionismo se formaron dos figurasde gran relevacia en el teatro moderno internacional: el director Erwin Piscator, creador de una nueva forma de hacer teatro, que denominó teatro político, experimentando una forma de espectáculo didáctico que aplicó más tarde Brecht en su Berliner Ensemble. En 1927 Erwin Piscator creó su propio teatro, en el que aplicó los principios ideológicos y escénicos del teatro político. Por su parte, Bertold Brecht fue el creador del llamado teatro épico, llamado así en contraposición al teatro dramático. Rompió con la tradición del naturalismo y el neorromanticismo, transformando radicalmente tanto el sentido del texto literario como la forma de ser presentado el espectáculo e intentando que el público dejase de ser un simple espectador-receptor para desarrollar un papel activo. 


 


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