Música Modernista
Se entiende por música modernista, aquella compuesta aproximadamente entre 1910 y 1975. Fue precedida por la música del romanticismo y posromanticismo. El momento exacto en el que terminó la música modernista y comenzó la contemporánea aun no es claro. La música modernista está basada en los valores filosóficos y estéticos del modernismo, el cual tiene como principio principal la ruptura con la tradición y la permanente innovación, y se encuentra estrechamente ligada al vanguardismo.
Se da el nombre de modernismo a una serie de movimientos basados en el concepto de que, siendo el siglo XX una época de cambios sociales y tecnológicos, el arte debe adoptar y desarrollar esos principios como fundamentos estéticos. Técnicamente hablando, el modernismo musical tiene tres características principales que lo distinguen de los períodos anteriores:
- La expansión o abandono de la tonalidad
- El uso de las técnicas extendidas
- La incorporación de sonidos y ruidos novedosos en la composición
El futurismo fue uno de los movimientos iniciales de vanguardia en la Europa del siglo XX. Esta corriente artística fue fundada en Italia por el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti, quien redactó el Manifiesto Futurista, y lo publica el 20 de febrero de 1909 en el diario Le Figaro de París.
Este movimiento buscaba la ruptura con las tradiciones artísticas del pasado y los signos convencionales de la historia del arte. Intentó enaltecer la vida contemporánea por medio de dos temas principales: la máquina y el movimiento.
Los primeros trabajos futuristas en el campo de la música empezaron en 1910. Los principales compositores futuristas fueron los italianos Francesco Balilla Pratellay Luigi Russolo. Entre sus obras más significativas se encuentra Los Relámpagos (1910).
Los primeros antecedentes de la música europea sin un centro tonal se encuentran en Franz Liszt, con su Bagatella sin tonalidades (1885), período en que ya se hablaba de una crisis de tonalidad. Esta crisis se generó a partir del uso cada vez más frecuente de acordes ambiguos, inflexiones armónicas menos probables y las inflexiones melódicas y rítmicas más inusuales posibles dentro de la música tonal. Las conexiones entre las armonías eran inciertas, las relaciones y sus consecuencias se volvieron tan tenues que apenas funcionaban en absoluto. A comienzos del siglo XX, compositores como Debussy, Aleksadr Skriabin, Béla Bártok, Paul Hindemith, Sergei Prokofiev, Igor Stravinsky y Edgar Varèse escribieron música que se ha descrito total o parcialmente como atonal.
La primera fase del atonalismo, conocida como atonalidad libre implica un intento consciente de evitar la armonía diatónica tradicional. Las obras más importantes de este período son la ópera Wozzeck (1917 - 1922) de Alban Berg y Pierrot Lunaire (1912) de Arnold Schoenberg. Otros compositores en Estados Unidos, como Charles Ives, Henry Cowell y más adelante George Antheil produjeron música impactante para la audiencia de la época. Combinaron frecuentemente música popular con aglunitación o politonalidad extrema y una complejidad rítmica, en apariencia inejecutable.
El primitivismo fue un movimiento de las artes que pretendía rescatar el folclor más arcaico de ciertas regiones con un lenguaje moderno. Similar al nacionalismo por su afán de rescatar lo local, el primitivismo incorporó además métricas y acentuaciones irregulares, un mayor uso de la percusión y otros timbres, escalas modales y armonía politonal y atonal. Dentro de la música, los dos gigantes de este movimiento fueron el ruso Igor Stravinsky y el húngaro Béla Bártock.
El primero de los períodos estilísticos de Stravinsky fue inaugurado por los 3 ballets que compuso para Diáguilev. Estos ballets tienen varias características compartidas: están hechos para ser interpretados por orquestas enormes, los temas y motivos argumentales se basan en el folclore ruso y llevan la marca de Rimski-Kórsakov, tanto en su desarrollo como en su instrumentación. El primero de los ballets, El pájaro de fuego (1910) es notable por su inusual introducción y barrido de la orquestación, Petrushka (1911), es el primero de los ballets del compositor que utiliza la mitología folklórica rusa. La consagración de la primavera (1913), es considerada la apoteosis del período primitivista ruso de Stravinsky. Hay varios pasajes famosos en esta obra: el primero de ellos en el fagot, con las notas en el límite de su registro, y el ataque rítmicamente irregular de dos acordes superpuestos, utilizando solo el talón del arco por las cuerdas y haciendo más evidente la reorganización permanentemente cambiante del motivo inicial, duplicando con los bronces los acordes que resultan acentuados cada vez. Otras piezas destacadas de este estilo incluyen El Ruiseñor (1914), Renard (1916), Historia de un soldado (1918), y Las bodas (1923), instrumentada para la original combinación de cuatro pianos y percusión, con participación vocal.
Bártok fue un músico húngaro que destacó como compositor, pianista e investigador de música folclórica de Europa Oriental, especialmente de los Balcanes . Fue uno de los fundadores de la etnomusicología, basada en las relaciones que unen la etnología y la musicología. A partir de sus investigaciones desarrolló un estilo muy personal e innovador.
A partir de 1905 profundiza sus conocimientos en la música tradicional y las canciones folclóricas magiares, en sintonía con el auge de los movimientos nacionalistas. Toma conciencia de la necesidad de preservar la memoria musical tradicional de su país. Junto con Zoltán Kodály comenzó a recorrer los pueblos de Hungría y Rumanía para recoger miles de melodías y canciones que transcribieron y grabaron con un gramófono. Extendieron esta labor a gran parte de los pueblos de Europa Central, llegando hasta Turquía. Bártok escribió una buena cantidad de pequeñas piezas para piano derivadas de la música folclórica y creó acompañamientos para canciones populares.
Una de las más significativas figuras en la música del siglo XX es Arnold Schoenberg. Sus primeros trabajos pertenecen al estilo romántico tardío, influenciado por Richard Wagner y Gustav Mahler, pero al final abandonó el sistema de composición tonal para escribir música atonal. Con el tiempo desarrolló la técnica del dodecafonismo, proponiéndola, en 1923, en reemplazo de la organización tonal tradicional. Sus alumnos, Anton Webern y Alban Berg también desarrollaron y profundizaron el uso del sistema dodecafónico y destacaron por el uso de tal técnicabajo reglas propias. Los tres son conocidos como La Trinidad Schoenberg o la Segunda Escuela Vienesa.
El dodecafonismo fue una forma de música atonal, con una técnica de composición en la cual las 12 notas de la escala cromática son tratadas como equivalentes, sujetas a una relación ordenada, no estableciendo jerarquías entre las diferentes notas. Arnold Schoenberg prohibió por estatuto usar una nota más que otra, ya que la melodía dodecafónica debe llevar la totalidad de las notas de la escala cromática. El compositor es libre de elegir el orden en el cual aparecen las notas, aunque no es posible repetirlas.
La música de Schoenberg y la de sus seguidores fue muy controvertida en sus días, así como, en cierta medida, aun lo es en la actualidad. Como carece de sentido de melodía definida, algunos oyentes la encontraban difícil de seguir. A pesar de ello, actualmente se siguen interpretando, estudiando y escuchando obras como Pierrot Lunaire, mientras que se han olvidado otras composiciones contemporáneas, que en su momento se consideraron más aceptables.
El serialismo integral representa un paso más adelante del dodecafonismo, y fue creado por Anton Webern: se establece un orden no solo para la sucesión de las diferentes alturas, sino también para la sucesión de las diferentes duraciones (negra, corchea, etc), y la sucesión de las dinámicas (es decir, los niveles de intensidad sonora), como también para las series, que se repiten durante el transcurso de una obra musical. Esta técnica fue utilizada por compositores tales como Oliver Messiaen, Pierre Boulez, Luciano Berio, Luigi Nono, Karlheinz Stockhausen e Igor Stravinsky.
Se llama neoclasicismo musical al movimiento que durante el siglo XX, retomó una práctica tradicional en cuanto a la armonía, a la melodía, a las formas, los timbres y los ritmos, aunque mezclada con grandes disonancias atonales y ritmos sincopados. igor Stravinsky, Paul Hindemith, Segéi Prokófiev, Dimitri Schostakóvich y Béla Barók son los compositores más importantes de este estilo, aunque también se pueden mencionar a Darius Milhaud, Francis Poulenc y Arthur Honegger.
El neoclasicismo nació al mismo tiempo que el retorno general a modos racionales en el arte, en respuesta a la Primera Guerra Mundial. Más pequeño, más escaso, más ordenado, fueron las tendencias concebidas como respuesta a la saturación emocional que muchos sintieron habían empujado a la gente a las trincheras. Pertenecen a esta corriente musical, obras tales como Historia de un soldado, Los robles de Dumbarton, la Sinfonía en Do y El progreso del libertino (Rake's Progress), todas obras de Stravinsky.
El neoclasicismo encontró una audiencia interesante en Estados Unidos, la escuela de Nadia Boulanger promulgó ideas musicales basadas en la composición, basadas en la comprensión de la música de Stravinsky. Entre sus estudiantes se encuentran músicos neoclásicos como Aaron Copland, Roy Harris, Darius Milhaud, Astor Piazzolla y Virgil Thomson.
En la Unión Soviética, especialmente durante el gobierno de Stalin, el neoclasicismo se ubicó dentro del realismo socialista. Esta fue una corriente estética, cuyo propósito fue expandir el conocimiento de los problemas sociales y las vivencias de los hombres por medio del arte. De esta manera, los compositores Serguéi Prokófiev y Dimitri Schostakóvich tuvieron que componer forzadamente en este estilo, incorporando elementos nacionalistas y valores comunistas, pues cualquier tipo de vanguardia se consideraba parte de la decadencia de la burguesía de occidente.
Los avances tecnológicos en el siglo XX, permitieron a los compositores utilizar medios electrónicos para producir sonidos. En Francia se desarrolló la música concreta, escuela que producía sonidos existentes en el mundo. Se llama concreta porque, según Pierre Schaffer, su inventor, planteaba que está producida por objetos concretos y no por abstractos, es decir, los instrumentos musicales tradicionales. El primero que dispuso de estos medios fue Edgar Varese, quien presentó Poème electronique, en 1958. En 1951, Schaffer, junto a Pierre Henry crearon el Grupo de Investigación de Música Concreta, en París. Pronto atrajo un gran interés, entre los que se acercaron se encontraron diferentes compositores significativos, como Oliver Messiaen, Pierre Boulez, Karlheinz Stockhausen, Edgard Varese y Arthur Honegger.
Si bien el modernismo en sí mismo es música de vaguardia, el vanguardismo dentro de ella se refiere a los movimientos más radicales y controversiales, donde el concepto de música llega hasta sus límites (sobrepasándolos), utilizando elementos como ruidos, grabaciones y el sentido del humor, el azar, la improvisación, el teatro, el absurdo, el ridículo o la sorpresa. Dentro de los géneros ubicados dentro de esta corriente radical podemos encontrar la música aleatoria, la música electrónica en vivo, el teatro musical, la música ritual, la composición de proceso, el happening musical o la música intuitiva, etc, siendo John Cage y Karheinz Stockhausen los compositores más importantes de esta corriente.
La música aleatoria o de azar es una técnica compositiva musical, basada en el recurso de elementos no reguladas por pautas establecida, y en la que adquiere un papel predominante es la improvisación a partir de las secuencias no estructurales. Tales rasgos pueden fijarse en la creación de un autor o en el desarrollo de la propia interpretación. Es frecuente la composición de piezas aleatorias, en las que el ejecutante determina la estructura final de la obra, mediante la reordenación de cada una de las secciones de la misma, o mediante la interpretación simultánea de varias de ellas.
El azar es un rasgo definitorio de esta técnica compositiva, que alcanzaría una notable difusión a partir de la década de 1950. Algunas de las representaciones creativas de esta corriente musical fueron Music of Changes (1951) o 4'33 (famosa por consistir en la indicación de no tocar por 4 minutos y 33 segundos del compositor estadounidense John Cage. El alemán Karlheinz Stockhausen con Hymnen (1967) y Gesang der Jünglinge fueron hitos importantes. Otros compositores de esta corriente fueron Bruno Maderna, Franco Donatoni, Witold Lutoslawski. Gyorgys Ligeti, Luis de Pablo y Alberto Ginastera.
La micropolifonía es una simultaneidad de diferentes líneas, ritmos y timbres, y fue desarrollada por György Ligeti, cuyo primer ejemplo de micropolifonía en su obra se expone en el segundo movimiento de su obra Apparitions. Otras obras de esta corriente (y del mismo compositor) son Atmosphères y el primer movimiento de su Requiem para soprano, mezzosoprano, coro mixto y orquesta sinfónica, obra que alcanzó gran popularidad, ya que fue parte de la banda sonora de 2001: Odiesa en el Espacio de Stanley Kubick.
Varios compositores de la década de los sesenta comenzaron a explorar lo que hoy en día se conoce como minimalismo. El minimalismo es el dominio de los procesos de música, donde los fragmentos se superponen en capas unas a otras y a menudo se repiten, produciendo la tonalidad de la trama sonora. Ejemplos tempranos incluyen En do (Terry Riley) y Tamborileando (Steve Reich). La onda minimalista de compositores (Terry Riley, Philip Glass, Steve Reich, La Monte Young John Adams y Michael Nyman, los exponentes más importantes), deseaban hacer la música accesible para los oyentes comunes, expresando cuestiones específicas y concretas de la forma dramática y musical, sin ocultarlas debajo de la técnica, haciéndolas explícitas, aunque sin utilizar la funcionalidad armónica tradicional.
La música minimalista resulta controvertida para oyentes tradicionales. Sus críticos la encuentran demasiado repetitiva y vacía, mientras que sus defensores argumentan que los elementos fijos que a menudo son permanentes, producen mayor interés en los pequeños cambios. De todas formas el minimalismo ha inspirado e influenciado a muchos compositores habitualmente no etiquetados como tales (Karlheinz Stockhausen y György Ligeti): Compositores tales como Arvo Pärt, John Tavener y Henry Goreki, cuya Sinfonía Nº 3 fue el álbum clásico más vendido en los noventa, encontraron gran éxito en lo que se denomina minimalismo feliz.
Desde principios de siglo la música afroamericana y el jazz influyeron notablemente en compositores dentro y fuera de Estados Unidos se destacó Charles Ives, y por sobre todos, Georges Gershwin. Sin embargo, compositores afroamericanos más vinculados al jazz también incursionaron en obras que estaban en un límite poco claro entre ambas músicas. Compositores como William Marrion Cook, Scott Joplin y Duke Ellington tuvieron una influencia indiscutida en la música docta de Estados Unidos. Algunas de las obras más importantes de principios de siglo, que combinaron elementos del lenguaje del jazz con estilos clásicos fueron Rhapsody in Blue de George Gershwin, El rincón de los niños de Claude Debussy, Los Conciertos para piano en Re y en Sol de Maurice Ravel , el Ragtime para 11 instrumentos de Stravinsky, o la Suite para piano 122 de Paul Hindemith.
En la segunda mitad del siglo XX surge un movimiento denominado Third Stream, aplicado a un estilo de hacer música, que en los años 50 y 60 pretendió ofrecer una vía de desarrollo que integraba las técnicas de jazz y de la música clásica. En un sentido amplio esta corriente es parte de un proceso general de abolición de barreras musicales entre las diferentes clases de música. El origen del estilo suele fijarse en la evolución generada a partir de los postulados de Cool y el West Coat Jazz, lo que sitúa a muchos otros músicos en la frontera entre ambos. Fueron parte de esta corriente David Baker (trombonista y violochelista), el pianista Ran Blake o el saxofonista Bob Graettinger, sin olvidarnos de mencionar a Gil Evans, Don Ellis, Bill Russo y George Russel.
Desde la llegada del cine sonoro, a principios de la década de los 30, la música cumplió un rol crucial en la industria y el arte del cine. Muchos de los grandes compositores de la década, tales como los rusos Prokófiev y Schostakóvich incursionaron también en esta área. Sin embargo, llama la atención ciertos compositores que se dedicaron a trabajar casi exclusivamente a través del cine. Aunque la musicalización de largometrajes durante los años 1940 estaban rezagadas décadas detrás de las innovaciones técnicas en el campo de la música de concierto, la década de 1950 vio el auge para la música de cine modernista. El director Elía Kazan fue abierto a la idea de las influencias del jazz y las obras disonantes y trabajó con Alex North, cuya partitura de A Streetcar Named Desire (1951) combina la disonancia de elementos del blues y del jazz. Kazán también se acercó a Leonard Bernstein para musicalizar On The Waterfront (1954) y el resultado fue una reminiscencia de las primeras obras de Aaron Copland e Igor Stravinsky. Un año después Leonard Rosenmann, inspirado por Arnold Schoenberg experimentó con la atonalidad en sus calificaciones de Al Este del Edén (1955) y Rebelde sin causa (1957). En sus diez años de colaboración con Alfred HItchcock, Berard Hermann experimentó con ideas en Vértigo (1958), Psycho (1960) y Los Pájaros (1963). El uso de la música no diegética de jazz fue otra innovación modernista, como la musicalización de la estrella de jazz Duke Ellington a la obra de Otto Preminger Anatomía de un asesinato (1959).
El dodecafonismo fue una forma de música atonal, con una técnica de composición en la cual las 12 notas de la escala cromática son tratadas como equivalentes, sujetas a una relación ordenada, no estableciendo jerarquías entre las diferentes notas. Arnold Schoenberg prohibió por estatuto usar una nota más que otra, ya que la melodía dodecafónica debe llevar la totalidad de las notas de la escala cromática. El compositor es libre de elegir el orden en el cual aparecen las notas, aunque no es posible repetirlas.
La música de Schoenberg y la de sus seguidores fue muy controvertida en sus días, así como, en cierta medida, aun lo es en la actualidad. Como carece de sentido de melodía definida, algunos oyentes la encontraban difícil de seguir. A pesar de ello, actualmente se siguen interpretando, estudiando y escuchando obras como Pierrot Lunaire, mientras que se han olvidado otras composiciones contemporáneas, que en su momento se consideraron más aceptables.
El serialismo integral representa un paso más adelante del dodecafonismo, y fue creado por Anton Webern: se establece un orden no solo para la sucesión de las diferentes alturas, sino también para la sucesión de las diferentes duraciones (negra, corchea, etc), y la sucesión de las dinámicas (es decir, los niveles de intensidad sonora), como también para las series, que se repiten durante el transcurso de una obra musical. Esta técnica fue utilizada por compositores tales como Oliver Messiaen, Pierre Boulez, Luciano Berio, Luigi Nono, Karlheinz Stockhausen e Igor Stravinsky.
Se llama neoclasicismo musical al movimiento que durante el siglo XX, retomó una práctica tradicional en cuanto a la armonía, a la melodía, a las formas, los timbres y los ritmos, aunque mezclada con grandes disonancias atonales y ritmos sincopados. igor Stravinsky, Paul Hindemith, Segéi Prokófiev, Dimitri Schostakóvich y Béla Barók son los compositores más importantes de este estilo, aunque también se pueden mencionar a Darius Milhaud, Francis Poulenc y Arthur Honegger.
El neoclasicismo nació al mismo tiempo que el retorno general a modos racionales en el arte, en respuesta a la Primera Guerra Mundial. Más pequeño, más escaso, más ordenado, fueron las tendencias concebidas como respuesta a la saturación emocional que muchos sintieron habían empujado a la gente a las trincheras. Pertenecen a esta corriente musical, obras tales como Historia de un soldado, Los robles de Dumbarton, la Sinfonía en Do y El progreso del libertino (Rake's Progress), todas obras de Stravinsky.
El neoclasicismo encontró una audiencia interesante en Estados Unidos, la escuela de Nadia Boulanger promulgó ideas musicales basadas en la composición, basadas en la comprensión de la música de Stravinsky. Entre sus estudiantes se encuentran músicos neoclásicos como Aaron Copland, Roy Harris, Darius Milhaud, Astor Piazzolla y Virgil Thomson.
En la Unión Soviética, especialmente durante el gobierno de Stalin, el neoclasicismo se ubicó dentro del realismo socialista. Esta fue una corriente estética, cuyo propósito fue expandir el conocimiento de los problemas sociales y las vivencias de los hombres por medio del arte. De esta manera, los compositores Serguéi Prokófiev y Dimitri Schostakóvich tuvieron que componer forzadamente en este estilo, incorporando elementos nacionalistas y valores comunistas, pues cualquier tipo de vanguardia se consideraba parte de la decadencia de la burguesía de occidente.
Los avances tecnológicos en el siglo XX, permitieron a los compositores utilizar medios electrónicos para producir sonidos. En Francia se desarrolló la música concreta, escuela que producía sonidos existentes en el mundo. Se llama concreta porque, según Pierre Schaffer, su inventor, planteaba que está producida por objetos concretos y no por abstractos, es decir, los instrumentos musicales tradicionales. El primero que dispuso de estos medios fue Edgar Varese, quien presentó Poème electronique, en 1958. En 1951, Schaffer, junto a Pierre Henry crearon el Grupo de Investigación de Música Concreta, en París. Pronto atrajo un gran interés, entre los que se acercaron se encontraron diferentes compositores significativos, como Oliver Messiaen, Pierre Boulez, Karlheinz Stockhausen, Edgard Varese y Arthur Honegger.
Si bien el modernismo en sí mismo es música de vaguardia, el vanguardismo dentro de ella se refiere a los movimientos más radicales y controversiales, donde el concepto de música llega hasta sus límites (sobrepasándolos), utilizando elementos como ruidos, grabaciones y el sentido del humor, el azar, la improvisación, el teatro, el absurdo, el ridículo o la sorpresa. Dentro de los géneros ubicados dentro de esta corriente radical podemos encontrar la música aleatoria, la música electrónica en vivo, el teatro musical, la música ritual, la composición de proceso, el happening musical o la música intuitiva, etc, siendo John Cage y Karheinz Stockhausen los compositores más importantes de esta corriente.
La música aleatoria o de azar es una técnica compositiva musical, basada en el recurso de elementos no reguladas por pautas establecida, y en la que adquiere un papel predominante es la improvisación a partir de las secuencias no estructurales. Tales rasgos pueden fijarse en la creación de un autor o en el desarrollo de la propia interpretación. Es frecuente la composición de piezas aleatorias, en las que el ejecutante determina la estructura final de la obra, mediante la reordenación de cada una de las secciones de la misma, o mediante la interpretación simultánea de varias de ellas.
El azar es un rasgo definitorio de esta técnica compositiva, que alcanzaría una notable difusión a partir de la década de 1950. Algunas de las representaciones creativas de esta corriente musical fueron Music of Changes (1951) o 4'33 (famosa por consistir en la indicación de no tocar por 4 minutos y 33 segundos del compositor estadounidense John Cage. El alemán Karlheinz Stockhausen con Hymnen (1967) y Gesang der Jünglinge fueron hitos importantes. Otros compositores de esta corriente fueron Bruno Maderna, Franco Donatoni, Witold Lutoslawski. Gyorgys Ligeti, Luis de Pablo y Alberto Ginastera.
La micropolifonía es una simultaneidad de diferentes líneas, ritmos y timbres, y fue desarrollada por György Ligeti, cuyo primer ejemplo de micropolifonía en su obra se expone en el segundo movimiento de su obra Apparitions. Otras obras de esta corriente (y del mismo compositor) son Atmosphères y el primer movimiento de su Requiem para soprano, mezzosoprano, coro mixto y orquesta sinfónica, obra que alcanzó gran popularidad, ya que fue parte de la banda sonora de 2001: Odiesa en el Espacio de Stanley Kubick.
Varios compositores de la década de los sesenta comenzaron a explorar lo que hoy en día se conoce como minimalismo. El minimalismo es el dominio de los procesos de música, donde los fragmentos se superponen en capas unas a otras y a menudo se repiten, produciendo la tonalidad de la trama sonora. Ejemplos tempranos incluyen En do (Terry Riley) y Tamborileando (Steve Reich). La onda minimalista de compositores (Terry Riley, Philip Glass, Steve Reich, La Monte Young John Adams y Michael Nyman, los exponentes más importantes), deseaban hacer la música accesible para los oyentes comunes, expresando cuestiones específicas y concretas de la forma dramática y musical, sin ocultarlas debajo de la técnica, haciéndolas explícitas, aunque sin utilizar la funcionalidad armónica tradicional.
La música minimalista resulta controvertida para oyentes tradicionales. Sus críticos la encuentran demasiado repetitiva y vacía, mientras que sus defensores argumentan que los elementos fijos que a menudo son permanentes, producen mayor interés en los pequeños cambios. De todas formas el minimalismo ha inspirado e influenciado a muchos compositores habitualmente no etiquetados como tales (Karlheinz Stockhausen y György Ligeti): Compositores tales como Arvo Pärt, John Tavener y Henry Goreki, cuya Sinfonía Nº 3 fue el álbum clásico más vendido en los noventa, encontraron gran éxito en lo que se denomina minimalismo feliz.
Desde principios de siglo la música afroamericana y el jazz influyeron notablemente en compositores dentro y fuera de Estados Unidos se destacó Charles Ives, y por sobre todos, Georges Gershwin. Sin embargo, compositores afroamericanos más vinculados al jazz también incursionaron en obras que estaban en un límite poco claro entre ambas músicas. Compositores como William Marrion Cook, Scott Joplin y Duke Ellington tuvieron una influencia indiscutida en la música docta de Estados Unidos. Algunas de las obras más importantes de principios de siglo, que combinaron elementos del lenguaje del jazz con estilos clásicos fueron Rhapsody in Blue de George Gershwin, El rincón de los niños de Claude Debussy, Los Conciertos para piano en Re y en Sol de Maurice Ravel , el Ragtime para 11 instrumentos de Stravinsky, o la Suite para piano 122 de Paul Hindemith.
En la segunda mitad del siglo XX surge un movimiento denominado Third Stream, aplicado a un estilo de hacer música, que en los años 50 y 60 pretendió ofrecer una vía de desarrollo que integraba las técnicas de jazz y de la música clásica. En un sentido amplio esta corriente es parte de un proceso general de abolición de barreras musicales entre las diferentes clases de música. El origen del estilo suele fijarse en la evolución generada a partir de los postulados de Cool y el West Coat Jazz, lo que sitúa a muchos otros músicos en la frontera entre ambos. Fueron parte de esta corriente David Baker (trombonista y violochelista), el pianista Ran Blake o el saxofonista Bob Graettinger, sin olvidarnos de mencionar a Gil Evans, Don Ellis, Bill Russo y George Russel.
Desde la llegada del cine sonoro, a principios de la década de los 30, la música cumplió un rol crucial en la industria y el arte del cine. Muchos de los grandes compositores de la década, tales como los rusos Prokófiev y Schostakóvich incursionaron también en esta área. Sin embargo, llama la atención ciertos compositores que se dedicaron a trabajar casi exclusivamente a través del cine. Aunque la musicalización de largometrajes durante los años 1940 estaban rezagadas décadas detrás de las innovaciones técnicas en el campo de la música de concierto, la década de 1950 vio el auge para la música de cine modernista. El director Elía Kazan fue abierto a la idea de las influencias del jazz y las obras disonantes y trabajó con Alex North, cuya partitura de A Streetcar Named Desire (1951) combina la disonancia de elementos del blues y del jazz. Kazán también se acercó a Leonard Bernstein para musicalizar On The Waterfront (1954) y el resultado fue una reminiscencia de las primeras obras de Aaron Copland e Igor Stravinsky. Un año después Leonard Rosenmann, inspirado por Arnold Schoenberg experimentó con la atonalidad en sus calificaciones de Al Este del Edén (1955) y Rebelde sin causa (1957). En sus diez años de colaboración con Alfred HItchcock, Berard Hermann experimentó con ideas en Vértigo (1958), Psycho (1960) y Los Pájaros (1963). El uso de la música no diegética de jazz fue otra innovación modernista, como la musicalización de la estrella de jazz Duke Ellington a la obra de Otto Preminger Anatomía de un asesinato (1959).
Oye, hay cosas copiadas literalmente de Wikipedia. Deberías citarlo. Saludos ;)
ResponderEliminarYa llego la que opina sin que le pregunten XD
Eliminargracias bb
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