El Teatro, generalidades
El teatro (del griego theatrón, lugar para contemplar) es la rama del arte escénico relacionada con la actuación, que representa historias frente a una audiencia, usando una combinación de discursos, gestos, escenografía, música, sonido y espectáculo. Es también el género literario que comprende las obras concebidas para un escenario, ante un público.
Los orígenes del teatro se encuentran en antiguos ritos de origen prehistórico, donde el ser humano empezó a ser conciente de la importancia de la comunicación para las relaciones sociales. Ciertas ceremonias religiosas tenían desde su origen cierto componente de escenificación teatral. En los ritos de caza el hombre primitivo imitaba a animales: del rito se pasó al mito, del brujo al actor. En África, los ritos religiosos mezclaban el movimiento y la comunicación gestual con la música y la danza, y objetos de dentidad, como las máscaras, que servían para expresar roles o estados de ánimo. En la América Precolimbina se desarrolló una forma de teatro en las culturas maya, inca y azteca: el maya estaba relacionado con fiestas agrícolas, e ilustraba historias del Popol Vuh, el azteca desarrolló notablemente la mímica y tenía dos vertienres: una religiosa y otra burlesca. Finalmente, el inca, escrito en quechua, servía fundamentalmente a intereses del estado.
En Grecia nació el teatro entendido como arte dramático. El teatro griego evolucionó de antiguos rituales religiosos. El ritual pasó al mito, y a través mímesis (imitación de la naturaleza con fin escencial del arte) se añadió la palabra, naciendo, de esta manera, la tragedia. El público, que al principio era partícipe del rito, terminó siendo un observador de la tragedia, la cual tenía un fin educativo y de transmision de valores. Más adelante surge la comedia con su primer componente, la sátira, crítica política y social, los cuales derivan más tarde en temas costumbristas. Los principales dramaturgos griegos fueron: Esquilio, Sófocles y Eurípides (tragedia), mientras en comedia se destacaron Aristófanes y Menandro.
El teatro romano se vio influenciado por el griego, aunque originalmente derivó de antiguos espectáculos etruscos, que mezclaban el arte escénico con la música y la danza. Al parecer fue Livio Andrónico, quien en el siglo III antes de Cristo, introdujo en estos espectáculos la narración de una historia. El ocio romano se dividía entre circo y el teatro, predominando en este último el mimo, la danza y el canto (pantomima).
El teatro medieval era de calle, lúdico y festivo, con tres principales tipologías:
Los orígenes del teatro se encuentran en antiguos ritos de origen prehistórico, donde el ser humano empezó a ser conciente de la importancia de la comunicación para las relaciones sociales. Ciertas ceremonias religiosas tenían desde su origen cierto componente de escenificación teatral. En los ritos de caza el hombre primitivo imitaba a animales: del rito se pasó al mito, del brujo al actor. En África, los ritos religiosos mezclaban el movimiento y la comunicación gestual con la música y la danza, y objetos de dentidad, como las máscaras, que servían para expresar roles o estados de ánimo. En la América Precolimbina se desarrolló una forma de teatro en las culturas maya, inca y azteca: el maya estaba relacionado con fiestas agrícolas, e ilustraba historias del Popol Vuh, el azteca desarrolló notablemente la mímica y tenía dos vertienres: una religiosa y otra burlesca. Finalmente, el inca, escrito en quechua, servía fundamentalmente a intereses del estado.
En Grecia nació el teatro entendido como arte dramático. El teatro griego evolucionó de antiguos rituales religiosos. El ritual pasó al mito, y a través mímesis (imitación de la naturaleza con fin escencial del arte) se añadió la palabra, naciendo, de esta manera, la tragedia. El público, que al principio era partícipe del rito, terminó siendo un observador de la tragedia, la cual tenía un fin educativo y de transmision de valores. Más adelante surge la comedia con su primer componente, la sátira, crítica política y social, los cuales derivan más tarde en temas costumbristas. Los principales dramaturgos griegos fueron: Esquilio, Sófocles y Eurípides (tragedia), mientras en comedia se destacaron Aristófanes y Menandro.
El teatro romano se vio influenciado por el griego, aunque originalmente derivó de antiguos espectáculos etruscos, que mezclaban el arte escénico con la música y la danza. Al parecer fue Livio Andrónico, quien en el siglo III antes de Cristo, introdujo en estos espectáculos la narración de una historia. El ocio romano se dividía entre circo y el teatro, predominando en este último el mimo, la danza y el canto (pantomima).
El teatro medieval era de calle, lúdico y festivo, con tres principales tipologías:
- Lítúrgicos: Temas religiosos dentro de la Iglesia
- Religiosos: En forma de misterios y pasiones
- Profano: Temas no religiosos
Estaba subvencionado por la Iglesia, y más adelante por gremios y cofradías. Los actores eran en principio sacerdotes, pasando, más tarde, a actores profesionales. Al principio las obras fueron interpretadas en latín, pasando, más tarde, a interpretarse en lenguas vernáculas.
El teatro medieval se desarrolló en tres principales tipologías: misterios sobre la vida de Jesucristo, con textos de gran valor literario y elementos juglarescos, milagros sobre la vida de los santos, con diálogos y partes danzadas y moralidades sobre personajes simbólicos, alegóricos, con máscaras tipificadas. En esta época nació el teatro profano con tres posibles orígenes: la imitación de textos latinos de Terencio y Plauto, el arte polivalente de los juglares, o los pequeños divertimentos escritos por autores del signo religioso para evadirse de la rigidez eclesiástica.
En la India el teatro evolucionó sin grandes signos de ruptura desde épocas antiguas, en espectáculos donde, junto a dramas mitológicos sobre la cosmología hindú, destacaban el canto, la danza y la mimica. En esta época se destacan dos modalidades principales: el mahanataka (gran espectáculo) sobre las grandes epopeyas indias, y el dutangada en el que un actor recita el texto principal, mientras otros lo escenifican con ayuda del mimo y la danza.
El teatro renacentista se caracterizó por obras más naturalistas, de aspecto histórico, intentando reflejar las cosas tal como son. Se buscaba la recuperación de la realidad, de la vida en movimiento, de la figura humana en el espacio en las tres dimensiones, creando espacios de efectos ilusionísticos. Surge la reglamentación teatral basada en las tres unidades (acción, espacio y tiempo). Alrededor de 1520 surgió, en el norte de Italia la Commedia dell'Arte, con textos improvisados en dialecto, predominando la mimica, e introduciendo personajes tales como Arlequín, Colombina, Pulcinella, Pierrot, Pantalone, Pagliacco, etc. Como principales dramaturgos se destacaron Niccolò Machiavelli, Pietro Aretino, Bartolomé Torres Naharro, Lope de Rueda y Fernando de Rojas con su gran obra La Celestina (1499). En inglaterra se desarrolló el teatro isabelino, con autores como Christopher Marlowe, Ben Johnson, Thomas Kyd y especialmente William Shakespeare, genio universal de las letras.
En el teatro barroco se desarrolló especialmente la tragedia. La escenografía era más recargada, siguiendo el tono ornamental del Barroco. Destacan Pierre Corneille, Jean Racine y Molière, representantes del clasicismo francés. En España el teatro era popular y cómico. Destacaron Tirso de Molina, Guillén de Castro, Juan Luis de Alarcón y principalmente Lope de Vega y Pedro Calderón de la Barca.
En el siglo XVIII el teatro siguió modelos anteriores, contando, como principal innovación la reforma de Carlo Goldoni en la comedia, anandonando la vulgaridad, e inspirándose en costumbres y personajes de la vida real. Se desarrolló el drama, situándose entre la comedia y la tragedia. Los montajes solían ser más populares, atrayendo una mayor cantidad de público. Al organizarse espectáculos más complejos empezó a cobrar importancia la figura del director de escena. Como dramaturgos se destacaron Pietro Metastasio, Pierre de Marivaux, Pierre-Augustine de Beaumarchais y Voltaire. En España, Nicolás Fernández de Moratín se enmarca dentro del género de salón, basado en Molière.
El teatro neoclásico tuvo pocas variaciones respecto al desarrollado durante el siglo XVIII, siendo su principal característica la inspiración de modelos clásicos grecorromanos, su seña de identidad. Destacan los autores Vittorio Alfieri, Richard Brinsley Sheridan y Gotthold Ephraim Lessing, miemtras que en España, Nicolás Fernández de Moratín y Vicente García de la Huerta.
En Japón surge la moldalidad del kabuki, que sintetizó las antiguas tradiciones , tanto musicales e interpretativas, como de mímica y danza, con temáticas desde las más mundanas hasta las más místicas. La puesta en escena era de gran riqueza, con decorados donde se destacaban la composición cromática, vestidos de lujo y maquillajes de tono simbólico. La dicción era de tipo ritual, mezcla de canto y recitativo, en ondulaciones que representaban el carácter del personaje.
El teatro romántico tuvo dos notables antecedentes en el Sturm und Drang (Tormenta y pasión), un género literario que también tuvo sus manifestaciones en la música y las artes visuales, desarrollado en Alemania durante la segunda mitad del siglo XVIII, con Johann Christoph Friedrich von Schiller y Johann Wolfgang von Goethe. Como en el resto de la literatura romántica, destaca por el sentimentalismo, el dramatismo, la predilección por temas oscuros y escabrosos, la exaltación de la naturaleza y del folclore popular. Surgió un nuevo género, el melodrama y se popularizaron los espectáculos de variedades. Sus mejores exponentes fueron: Georg Büchner, Christian Dietrich Grabbe, Alfred de Musset, Victor Hugo, Fracisco Martínez de la Rosa, el Duque de Rivas, Antonio García Gutiérrez, José Echegaray y José Zorrilla, entre otros.
Con el teatro realista nació el teatro moderno, pues sentó las bases del teatro del siglo XX. Se puso énfasis en el naturalismo, la descripción minuciosa de la realidad, tanto en la temática, el lenguaje, así como en los decorados y el vestuario. La interpretación era más veraz, como en la representación antiteatral de André Antoine y su Théâtre Libre, donde por primera vez se iluminó solo el escenario dejando al público a oscuras. A un período prenaturalista corresponden Eugène Scribe, Victorien Sardou y Eugène Labiche. se destacó especialmente el teatro nórdico, con figuras como Björnstejerne Björnston, August Strindberg y Henrik Ibsern. Otros autores fueron Frank Wedekind, Anton Chejov, Adelardo López de Ayala, Manuel Tamayo y Baus y Àngel Guimerà.
El teatro simbolista recibió la influencia del espectáculo total wagneriano, destacado por un lenguaje de fuerte trasfondo metafísico y trascendente, buscando la esencia humana a través de la intuición y la meditación, con preferencia por los temas místicos y las leyendas, de influjo esotérico y teosóficos. Se destacaron Auguste Villiers de l'Isle-Adam, Paul Claudel, Maurice Maeterlinck y Émile Verhaeren.
El teatro del siglo XX ha tenido una gran diversificación de estilos, evolucionando en paralelo a las corrientes artísticas de vanguardia. Se pone más énfasis en la dirección artística y en la escenografía, en el carácter visual del teatro. Se avanza en la técnica interpretativa, con mayor profundización psicológica (método Stanislawsky, Actors Studio de Lee Strasberg) y reinvindicando el gesto, la acción y el movimiento. Se abandonan las tres unidades clásicas y comienza el teatro experimental, con nuevas formas de hacer teatro y un mayor énfasis en el espectáculo, retornando al rito y a las manifestaciones de culturas antiguas e exóticas. Cobra cada vez más protagonismo el director teatral, que muchas veces es el artífice de una determinada visión de la puesta en escena.
Entre los diversos movimientos teatrales se encuentran el expresionismo (Georg Kaiser, Fritz con Unruh, Hugo von Hoffamannstall), el teatro épico (Bertold Brecht, Peter Weiss, Rainer Werner Fassbinder), el teatro del absurdo vinculado al existencialismo (Antonin Artaud, Eugène Ionesco, Samuel Beckett, Albert Camus) y los Angry Joung Men de estilo inconformista y antiburgués (John Osborne, Harold Pinter, Arnold Werker). Otros autores destacados son: George Bernard Shaw, Luigi Pirandello, Alfred Jarry, Tennessee Williams,Arthur MIller y Dario Fo, entre otros. En España se destacan Federico García Lorca, Jacinto Benavente, Miguel Mihura, Alejandro Casona, Antonio Buero Vallejo, Alonso Paso y Fernando Arrabal.
Desde los años 1960 el teatro ha reaccionado contra la distanciación del teatro épico, buscando una comunicación dramática establecida a través de acciones reales que afecten el espectáculo. Los nuevos directores han agregado a este teatro de provocación una conciencia estilística basada en la ceremonia, el divertimento y el exhibicionismo (Peter Brook, Giorgio Strehler, Luca Ronconi). El lenguaje oral queda doblado por el visual y el arte dramático recupera en cierta forma su antigua ambición de teatro total, lo que se pone en manifiesto en varios grupos españoles como Els Joglars, Els Comediants, o el grupo Cirque du Soleil.
El teatro renacentista se caracterizó por obras más naturalistas, de aspecto histórico, intentando reflejar las cosas tal como son. Se buscaba la recuperación de la realidad, de la vida en movimiento, de la figura humana en el espacio en las tres dimensiones, creando espacios de efectos ilusionísticos. Surge la reglamentación teatral basada en las tres unidades (acción, espacio y tiempo). Alrededor de 1520 surgió, en el norte de Italia la Commedia dell'Arte, con textos improvisados en dialecto, predominando la mimica, e introduciendo personajes tales como Arlequín, Colombina, Pulcinella, Pierrot, Pantalone, Pagliacco, etc. Como principales dramaturgos se destacaron Niccolò Machiavelli, Pietro Aretino, Bartolomé Torres Naharro, Lope de Rueda y Fernando de Rojas con su gran obra La Celestina (1499). En inglaterra se desarrolló el teatro isabelino, con autores como Christopher Marlowe, Ben Johnson, Thomas Kyd y especialmente William Shakespeare, genio universal de las letras.
En el teatro barroco se desarrolló especialmente la tragedia. La escenografía era más recargada, siguiendo el tono ornamental del Barroco. Destacan Pierre Corneille, Jean Racine y Molière, representantes del clasicismo francés. En España el teatro era popular y cómico. Destacaron Tirso de Molina, Guillén de Castro, Juan Luis de Alarcón y principalmente Lope de Vega y Pedro Calderón de la Barca.
En el siglo XVIII el teatro siguió modelos anteriores, contando, como principal innovación la reforma de Carlo Goldoni en la comedia, anandonando la vulgaridad, e inspirándose en costumbres y personajes de la vida real. Se desarrolló el drama, situándose entre la comedia y la tragedia. Los montajes solían ser más populares, atrayendo una mayor cantidad de público. Al organizarse espectáculos más complejos empezó a cobrar importancia la figura del director de escena. Como dramaturgos se destacaron Pietro Metastasio, Pierre de Marivaux, Pierre-Augustine de Beaumarchais y Voltaire. En España, Nicolás Fernández de Moratín se enmarca dentro del género de salón, basado en Molière.
El teatro neoclásico tuvo pocas variaciones respecto al desarrollado durante el siglo XVIII, siendo su principal característica la inspiración de modelos clásicos grecorromanos, su seña de identidad. Destacan los autores Vittorio Alfieri, Richard Brinsley Sheridan y Gotthold Ephraim Lessing, miemtras que en España, Nicolás Fernández de Moratín y Vicente García de la Huerta.
En Japón surge la moldalidad del kabuki, que sintetizó las antiguas tradiciones , tanto musicales e interpretativas, como de mímica y danza, con temáticas desde las más mundanas hasta las más místicas. La puesta en escena era de gran riqueza, con decorados donde se destacaban la composición cromática, vestidos de lujo y maquillajes de tono simbólico. La dicción era de tipo ritual, mezcla de canto y recitativo, en ondulaciones que representaban el carácter del personaje.
El teatro romántico tuvo dos notables antecedentes en el Sturm und Drang (Tormenta y pasión), un género literario que también tuvo sus manifestaciones en la música y las artes visuales, desarrollado en Alemania durante la segunda mitad del siglo XVIII, con Johann Christoph Friedrich von Schiller y Johann Wolfgang von Goethe. Como en el resto de la literatura romántica, destaca por el sentimentalismo, el dramatismo, la predilección por temas oscuros y escabrosos, la exaltación de la naturaleza y del folclore popular. Surgió un nuevo género, el melodrama y se popularizaron los espectáculos de variedades. Sus mejores exponentes fueron: Georg Büchner, Christian Dietrich Grabbe, Alfred de Musset, Victor Hugo, Fracisco Martínez de la Rosa, el Duque de Rivas, Antonio García Gutiérrez, José Echegaray y José Zorrilla, entre otros.
Con el teatro realista nació el teatro moderno, pues sentó las bases del teatro del siglo XX. Se puso énfasis en el naturalismo, la descripción minuciosa de la realidad, tanto en la temática, el lenguaje, así como en los decorados y el vestuario. La interpretación era más veraz, como en la representación antiteatral de André Antoine y su Théâtre Libre, donde por primera vez se iluminó solo el escenario dejando al público a oscuras. A un período prenaturalista corresponden Eugène Scribe, Victorien Sardou y Eugène Labiche. se destacó especialmente el teatro nórdico, con figuras como Björnstejerne Björnston, August Strindberg y Henrik Ibsern. Otros autores fueron Frank Wedekind, Anton Chejov, Adelardo López de Ayala, Manuel Tamayo y Baus y Àngel Guimerà.
El teatro simbolista recibió la influencia del espectáculo total wagneriano, destacado por un lenguaje de fuerte trasfondo metafísico y trascendente, buscando la esencia humana a través de la intuición y la meditación, con preferencia por los temas místicos y las leyendas, de influjo esotérico y teosóficos. Se destacaron Auguste Villiers de l'Isle-Adam, Paul Claudel, Maurice Maeterlinck y Émile Verhaeren.
El teatro del siglo XX ha tenido una gran diversificación de estilos, evolucionando en paralelo a las corrientes artísticas de vanguardia. Se pone más énfasis en la dirección artística y en la escenografía, en el carácter visual del teatro. Se avanza en la técnica interpretativa, con mayor profundización psicológica (método Stanislawsky, Actors Studio de Lee Strasberg) y reinvindicando el gesto, la acción y el movimiento. Se abandonan las tres unidades clásicas y comienza el teatro experimental, con nuevas formas de hacer teatro y un mayor énfasis en el espectáculo, retornando al rito y a las manifestaciones de culturas antiguas e exóticas. Cobra cada vez más protagonismo el director teatral, que muchas veces es el artífice de una determinada visión de la puesta en escena.
Entre los diversos movimientos teatrales se encuentran el expresionismo (Georg Kaiser, Fritz con Unruh, Hugo von Hoffamannstall), el teatro épico (Bertold Brecht, Peter Weiss, Rainer Werner Fassbinder), el teatro del absurdo vinculado al existencialismo (Antonin Artaud, Eugène Ionesco, Samuel Beckett, Albert Camus) y los Angry Joung Men de estilo inconformista y antiburgués (John Osborne, Harold Pinter, Arnold Werker). Otros autores destacados son: George Bernard Shaw, Luigi Pirandello, Alfred Jarry, Tennessee Williams,Arthur MIller y Dario Fo, entre otros. En España se destacan Federico García Lorca, Jacinto Benavente, Miguel Mihura, Alejandro Casona, Antonio Buero Vallejo, Alonso Paso y Fernando Arrabal.
Desde los años 1960 el teatro ha reaccionado contra la distanciación del teatro épico, buscando una comunicación dramática establecida a través de acciones reales que afecten el espectáculo. Los nuevos directores han agregado a este teatro de provocación una conciencia estilística basada en la ceremonia, el divertimento y el exhibicionismo (Peter Brook, Giorgio Strehler, Luca Ronconi). El lenguaje oral queda doblado por el visual y el arte dramático recupera en cierta forma su antigua ambición de teatro total, lo que se pone en manifiesto en varios grupos españoles como Els Joglars, Els Comediants, o el grupo Cirque du Soleil.
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