Literatura Española del Romanticismo
El Romanticismo es un movimiento revolucionario en todos los ámbitos vitales que, en las artes, rompe con los esquemas establecidos en el Neoclasicismo, defendiendo la fantasía, la imaginación y las fuerzas irracionales del espíritu. El Neoclacisicismo aun perdura en algunos autores, pero muchos que se iniciaron en la postura neoclasicista, se convirtieron ávidamente al Romanticismo, como el Duque de Rivas o José de Esproncera.
Los precursores del Romanticismo, que se extendió por Europa y Europa son Rousseau y el dramaturgo alemán Goethe . Bajo el influjo de estas figuras los románticos se encaminan a crear obras menos perfectas y menos regulares, pero más profundas e íntimas. Buscan entre el misterio e imponen el derecho del sentimiento. Su lema es libertad, en todos los aspectos de su vida. El Romanticismo es España fue tardío y breve, más intenso, pues la segunda mitad mitad del siglo XIX lo acapara el Realismo, de características antagónicas a la literatura romántica.
En España el Romanticismo es considerado complejo y confuso, con grandes contradicciones que comprenden desde la rebeldía y las ideas revolucionarias hasta el retorno a la tradición católico-monárquica. Respecto a la libertad política, algunos lo entendieron como una mera restauración de los valores ideológicos, patriotas y religiosos que habían deseado suprimir los racionalistas del siglo XVIII. Por otro lado, los románticos, como ciudadanos libres, combaten todo orden establecido en religión, arte y política. Reclaman los derechos del individuo frente a la sociedad y a las leyes. Ellos representan el Romanticismo revolucionario o liberal y sus representantes más destacados son Lord Byron en Inglaterra, Victor Hugo en Francia y José de Esproncera en España, mientras que en la vertiente del Romanticismo tradicional encontramos a Walter Scott en Inglaterra, Chareubriand en Francia y el Duque de Rivas y José de Zorrrilla en España- Se apoyan en tres pilares: la búsqueda y la justificación del conocimiento irracional que la razón negaba, la dialéctica hegeliana y el historicismo.
El Romanticismo se caracteriza por:
- Rechazo al Neoclasicismo: Frente al rigor y al orden con que en el siglo XVIII se observaban las reglas, los escritores románticos combinan los géneros y los versos de distintas medidas, a veces mezclando el verso y la prosa. En el teatro no se acepta la regla de las tres unidades (lugar, espacio y tiempo), alternando lo cómico y lo dramático.
- Subjetivismo: El alma exaltada del autor vierte en la obra todos los sentimientos de insatisfacción ante un mundo que limita y frena su vuelo, tanto en el amor como en la sociedad, el patriotismo, etc. En el Romanticismo la naturaleza se fusiona con su estado anímico. Los anhelos de amor apasionado, ansia de felicidad y posesión de lo infinito causan en el romántico una desazón y una inmensa decepción que lo pueden llevar hasta el suicidio.
- Atracción por lo nocturno y misterioso: Los románticos sitúan sus sentimientos dolientes y defraudados en lugares misteriosos o meancólicos, como ruinas, bosques y cementerios. También sienten atracción por todo lo sobrenatural.
- Fuga del mundo que los rodea: El rechazo de la sociedad burguesa en la que les ha tocado vivir, lleva al romántico a evadirse de sus circunstancias, imaginando épocas pasadas en las que sus ideales prevalecían sobre los demáso inspirándose en lo exótico. Como género más frecuente cultivan la novela, la leyenda y el drama histórico.
Los poetas románticos componen sus poemas en medio de un arrebato de sentimientos, plasmando en versos todo lo que sienten o piensan.
Los temas de la lírica romántica son:
- La propia identidad: José de Esproncera en su Canto a Teresa nos dejó una desagarradora confesión de amor y desengaño
- El amor pasional con entregas súbitas, totales y rápidos abandonos
- Se inspiran en temas históricos y legendarios
- Las reinvindicaciones sociales
- La naturaleza, en todas sus modalidades y variaciones
- La sátira, especialmente ligada a sucesos políticos o literarios
José de Esprocera: Nació en 1808 en Almendralajo, Badajoz. Fundó la sociedad secreta de Los Numantinos, cuya finalidad era derribar al gobierno absoluto, por lo que sufrió reclusión. Huye a lisboa a los 18 años de edad y se une a los exiliados liberales. Regresa a España en 1833. Su vida está llena de lances y aventuras, por lo que Teresa Mancha, su mujer, finalmente lo abandona en 1838. Fallece en 1842, en Madrid.
Cultivó los principales géneros literarios, como la novela histórica, el poema épico y obras poéticas. Algunas de sus obras son: Sancho Saldaña o el Castellano de Cuéllar (1834), Poesías (1840), Canción del Pirata, El verdugo, El mendigo, Canto del Cosaco, aunque sus obras más importantes son: El estudiante de Salamanca y El diablo mudo.
Carolina Coronado: Carolina Coronado (1823 - 1911). Pasó gran parte de su infancia en el campo y se manifestó muy joven como poeta. Casada con un diplomático norteamericano, vivió en varios países extranjeros. Las desgracias familiares le hicieron buscar la soledad y el retiro en Lisboa, donde murió en 1911. Sus Poesías, de 1852, es considerada su obra más importante.
Durante el Romanticismo hay un gran deseo de ficción literaria, de novela, de contacto con las aventuras y el misterio, sin embargo la producción española es escasa, limitándose a traducir novelas extranjeras. Fueron más de mil traducciones las que circularon por España antes de 1850, pertenecientes a escritores como Alejandro Dumas, Victor Hugo, Walter Scott y Chateaubriand. La prosa española se limita a la novela, la prosa científica o erudita, el periodismo y el cultivo intenso del costumbrismo.
Durante el Romanticismo hay un gran deseo de ficción literaria, de novela, de contacto con las aventuras y el misterio, sin embargo la producción española es escasa, limitándose a traducir novelas extranjeras. Fueron más de mil traducciones las que circularon por España antes de 1850, pertenecientes a escritores como Alejandro Dumas, Victor Hugo, Walter Scott y Chateaubriand. La prosa española se limita a la novela, la prosa científica o erudita, el periodismo y el cultivo intenso del costumbrismo.
En el primer cuarto de siglo se distinguen cuatro tipos de novelas: la novela moral y educativa, la novela sentimental, la novela de terror y la anticlerical. La influencia romántica se plasmará, especialmente en la novela histórica.
La novela histórica se desarrolla a imitación de Walter Scott, cuaya obra más representativa es Ivanhoe. Los autores españoles más destacados son:
- Enrique Gil Carrasco: (Villafranca del Bierzo 1815 - Berlín 1846). Abogado y diplomático fue el autor del Señor de Bembibre, novela histórica española, influenciada por la obra de Walter Scott.
- Antonio Trueba (1821 - 1889): escribió una serie de leyendas y relatos, en especial los cuentos que tienen por escenario Castilla o el País Vasco. Es célebre por haber escrito la novela Palomas y halcones (1865).
- Francisco Navarro Villonslada (1818 - 1895): escribe una serie de novelas históricas cuando el género romántico está en declive y a comienzos de la época del realismo.
- Además de los autores previamente citados, también cabe destacar la aportación al género histórico de Mariano José de Larra, Serafín Estabanez Calderón y Francisco Martínez de la Rosa.
La mayoría de las obras de la prosa científica nacieron de las discusiones que hubo en la asamblea impulsora de la Constitución de Cádiz. Los autores más importantes fueron Juan Donoso Cortés (1809 - 1853) y Jaime Balmes Urpía (1810 - 1848).
Durante los años 1820 y 1870 se desarrolló en España la literatura costumbrista que se manifiesta en el cuadro de costumbres, un artículo de prosa de poca extensión. Estos cuadros de costumbres reducen el argumento a un simple esbozo, describiendo el modo de vida de la época, una costumbre popular o un estereotipo de persona. En muchos casos contiene un alto contenido satírico. Entre los escritores costumbristas se destacaron especialmente:
El Romanticismo triunfa en el teatro español con La conjunción de Venecia de Francisco Martínez de la Rosa, El Trovador de Antonio García Gutierrez, Los amantes de Teurel de Juan Eugenio Harzenbusch. En 1835 se estrena Don Álvaro o la fuerza del sino, del Duque de Rivas (1791 - 1865). El teatro romántico se caracteriza por:
- Ramón de Mesonero Romanos: Nació y murió en Madrid (1803 - 1882). Perteneció a la Academia Española y fue un pacífico burgués. Fue de pensamiento antirromántico, además de gran observador de la vida que lo rodeaba. Se lo conoció bajo el seudónimo de El curioso parlante. Su principal producción literaria está dedicada al costumbrismo. Escribió Memorias de un setentón, una alusión a las personas y sucesos que conoció en 1808 y 1850). También fue autor de Panorama matritense y Escenas matritenses.
- Serafín Esteban Calderón (Málaga, 1799 - Madrid, 1867). Estuvo al frente de altos grados políticos. Publicó diversas poesías y una novela histórica, Cristianos y moriscos. Su obra más famosa fue Escenas Andaluzas (1848).
A lo largo del siglo XIX el papel del periodismo es decisivo. La revista El Europeo (1823/24) publica artículos sobre el Romanticismo y a través de ella se conocen en España los nombres de Schiller, Bryon y Walter Scott. La prensa fue, asimismo, un arma de para la lucha política.
- Mariano José de Larra (Madrid 1809 - 1837), hijo de un exiliado liberal, pronto conquistó la fama como articulista. Su carácter lo hizo poco agradable. Aunque es famoso por su obra periodística también cultivó otros géneros, como la poesía (Sátira contra los vicios de la corte), el teatro, con la tragedia histórica de Macías, y por último la novela histórica, El doncel de don Enrique el doliente, sobre un trovador gallego a quien dio muerte un marido cegado por los celos.
- Escribió más de 200 artículos bajo la firma de diversos seudónimos. En los artículos costumbristas satiriza la forma de vida española(Vuelva usted mañana, Casarse pronto y mal), mientras que sus artículos políticos, hostiles al absolutismo, al tradicionalismo y al carlismo.
El Romanticismo triunfa en el teatro español con La conjunción de Venecia de Francisco Martínez de la Rosa, El Trovador de Antonio García Gutierrez, Los amantes de Teurel de Juan Eugenio Harzenbusch. En 1835 se estrena Don Álvaro o la fuerza del sino, del Duque de Rivas (1791 - 1865). El teatro romántico se caracteriza por:
- Estructura: la regla de las tres unidades desaparece. Los dramas suelen tener hasta cinco actos (pudiendo ser escritos tanto en verso como en prosa, o bien en verso mezclada, con métrica variada). El monólogo cobra nuevamente importancia, por ser el mejor medio para expresar las luchas internas de los diversos personajes.
- Escenarios: la acción teatral gana dinamismo al utilizarse variedad de lugares en una misma representación. La naturaleza se muestra acorde a los sentimientos y estados de ánimo de los personajes.
- Temática: el teatro romántico prefiere los temas legendarios, aventureros, caballerescos o histórico-nacionales con el amor y la libertad como sus principales banderas.Los acontecimientos se suceden de forma vertiginosa.
- Personajes: el número de personajes aumenta en las obras. El héroe masculino es misterioso y valiente, mientras la heroína se muestra, generalmente, inocente y fiel, con una intensa pasión. El dinamismo de las acciones es de gran importancia.
Ángel de Saavedra Duque de RIvas: Córdoba 1791 - Madrid, 1865). Luchó contra la invasión francesa y actuó como progresista exaltado. En Malta conoció a un crítico inglés que le hizo valorar el teatro clásico.Vivió en Francia durante su destierro y regresó a España en 1834. Desempeñó importantes cargos públicos. Su incorporación al Romanticismo fue progresiva, lo que se observa en los poemas El desterrado. Su fama se la debe a Leyendas, y especialmente a Don Álvaro o la fuerza del sino, obra que se estrenó en Madrid en 1835.
José Zorrilla (Valladolid, 1817 - Madrid, 1893). Inició su carrera literaria leyendo unos versos en el entierro de Mariano José de Larra. Contrajo matrimonio con una viuda, 16 años mayor que él, aunque finalmente decide huir de ella, dirigiéndose a Francia, y en 1855, a México, donde es nombrado Director del Teatro Nacional, regresando a España en 1866.
Su trayectoria literaria es prolífica. Entre sus poesías se destaca Leyendas, pequeñas narraciones contadas en verso, siendo las más importantes Margarita la Torera y A buen juez, mejor testigo. Sin embargo su reconocimiento pleno llegaría de la mano de sus obras dramáticas: El zapatero y el rey, Traidor, inconfeso y mártir y Don Juan Tenorio.
Otros autores importantes fueron:
- Francisco Martínez de la Rosa (1787 - 1862). Entre sus obras se destacan: La niña en casa y la madre en la máscara, Aben Humeya y La conjugación de Venecia.
- Antonio Garcá Gutierrez (Cádiz, 1813 - Madrid, 1884). De familia artesana se dedicó a las letras. En 1836 estrenó El trovador. Gracias a sus éxitos pudo salir de la penuria económica en la que vivía.
- Juan Eugenio Hartzenbusch (Madrid, 1806 - 1880). Hijo de un ebanista alemán y madre andaluza. Obtuvo un rotundo éxito con su obra más famosa, Los amantes de Teruel (1837). También escribió poemas, cuentos y artículos de costumbre.
- Manuel Bretón de los Herreros (Quel, La Rioja, 1796 - Madrid, 1873). Comenzó sus andanzas literarias muy joven, con obras como A la vejez viruelas y El pelo de la deshesa. Satirizó el Romanticismo, aunque algunos rasgos se filtran en algunas comedias como Muérete y verás.
Durante la segunda parte del siglo XIX los anteriores gustos por lo histórico y legendario pasan a un segundo plano y la poesía pasa a ser más sentimental e intimista. Ello viene condicionado por las influencias de la poesía alemana y el nuevo interés que suscita la poesía popular española.
Los poetas más representativos de esta época son Gustavo Adolfo Bécquer, Augusto Ferrán y Rosalía de Castro.
- Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836 - Madrid, 1870). Quedó huérfano a temprana edad y tuvo el deseo frustrado de estudiar náutica, encontrando su verdadera vocación algunos años más tarde. A los 18 años se traslada a Madrid, donde trata de alcanzar el éxito literario A los 21 años se enferma de tuberculosis, enfermedad, que años más tarde, lo llevaría a la tumba. En 1861 ejerce como periodista, con una visión política conservadora. Más tarde ejerce como censor de novelas. Su fallecimiento, en 1870, pasa casi inadvertido y sus restos fueron enterrados junto a los de su hermano Valentín, fallecido también en 1870. Su obra en prosa consta de Leyendas, veintiocho historias, en las que predominan el misterio y el más allá. También escribió Cartas desde mi celda, un conjunto de crónicas compuestas durante su estancia en el monasterio de Veruela. Reunió los poemas que escribió a lo largo de su vida en Rimas. Son 79 poemas breves de no más de cuatro estrofas, generalmente asonantes y de versos libres.
- Rosalía de Castro: Nació en Santiago de Compostela, 1837 - Iria Flavia, Padrón, 1885. Hija de padres que no estaban casados, hecho que le provocó una amargura incurable. Se trasladó a Madrid, donde conoció al historiador Manuel Murguía, con quien contrajo matrimonio. Aunque su obra en prosa no fue prolífica, incluye cinco novelas, un cuento y algunos ensayos, La hija del mar, Flavio y El caballero de las botas azules. Es, sin embargo, la poesía la que le otorga un lugar importante en la literatura. Sus tres obras más memorables son Cantares Gallegos, Follas novas y En las orillas del Sar.
- Gáspar Núñez de Arce (Valladolid, 1834 - Madrid, 1903). Gobernador, diputado civil y ministro. Escribió El haz de leña (obra teatral), La última lamentación de Lord Byron y La visión de Fray Martín.
¡Muchísimas gracias Carlos!
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