Los hermanos Fanny y Felix Mendelssohn



Jakob Ludwig Felix Mendelssohn nació en el seno de una familia acomodada y culta. Su abuelo, Moisés Mendelssohn, se relacionó con los intelectuales de su época, incluyendo a Kant, y fue uno de los filósofos judíos más importantes del siglo XVIII. Entre sus escritos, Phaedon, un diálogo sobre la inmortalidad del alma, alcanzó mucha fama entre sus contemporáneos hasta convertirse en uno de los libros más leídos de su tiempo. En cuanto a Abraham Mendelssohn (hijo de Moisés), consolidó una exitosa carrera como banquero y tuvo a gala que en su familia se mantuviera ese refinado ambiente artístico e intelectual. Lea Salomón, su esposa, pintaba con mucha habilidad y Felix heredó el gusto por la pintura y la destreza de su madre. 

Los Mendelssohn aprovecharon todos los viajes y desplazamientos fuera y dentro de Alemania para que sus cuatro hijos (Fanny, Felix, Rebecca y Paul) frecuentaran a artistas, intelectuales y, sobre, todo, a músicos eminentes. En Berlín asistieron a las clases de Ludwig Berger, admirado por sus interpretaciones de Beethoven y de Carl Friedrich Zelter, un ilustre profesor de teoría y composición de su tiempo. En París los Mendelssohn recibieron los consejos de Marie Bigot de Morogues, gran intérprete de Haydn y de Beethoven y el compositor italiano y director del Conservatorio de París, Luigi Cherubini, aseguró a Abraham que su hijo tenía ante sí un futuro musical muy prometedor. 

Además de Goethe, los dos hermanos conocieron a Hegel y a Heine. Este clima refinado y culto fue la tónica general de sus vidas y siempre se relacionaron con la flor y nata musical europea: Chopin, Weber, Clara y Robert Schumann, Berlioz y Liszt. 

Robert Schumann fue el primero en decir que Felix Mendelssohn era el Mozart del siglo XIX. Desde entonces ha sido comparado con el autor de la Flauta Mágica  y es innegable que existen algunas similitudes entre ambos compositores. En primer lugar, Felix hizo su debut pianístico con nueve años y con dieciséis ya había compuesto obras maestras como el Octeto para cuerdas o la famosa Obertura Sueño de una Noche de Verano. La belleza, equilibrio y capacidad de descripción de esta obra son para muchos la prueba innegable de que Felix fue un niño prodigio que había alcanzado la madurez de su genio musical en la adolescencia. Además de sus dotes musicales, tenía un gran talento para la pintura y la literatura, hablaba varias lenguas, su memoria era prodigiosa y, antes de cumplir veinte años, compuso y estrenó la ópera Las Bodas de Camacho





Los viajes fueron para Felix, al igual que para el joven Mozart, una fuente de inspiración importantísima y como él desarrolló su carrera en varias capitales europeas. En Inglaterra, entre 1829 y 1832 se dio a conocer como pianista y director de la Sociedad Filarmónica con éxito. Los paisajes de Escocia le inspiraron dos obras maestras: la obertura Las Hébridas (o, como también se la conoce, La Gruta de Fingal) y la Sinfonía Nº 3 Escocesa. El viaje a Italia le inspiró una nueva sinfonía, la Italiana (Nº 4), que empezó a componer en 1831 y terminó de vuelta en Berlín en 1833. La estrenó con la Orquesta Filarmónica de Londres ese mismo año. 

Los Mendelssohn fueron educados en la admiración a la obra de Johann Sebastian Bach. Por un lado, Sara Lévy, una tía había estudiado con uno de los hijos del maestro alemán, Willhelm Friedrich, y había coleccionado partituras autógrafas de Johann Sebastian Bach. Por otro lado, el maestro de Fanny y Felix, Zelter, era un gran apasionado de la obra de Bach. Felix estudió con aplicación el contrapunto y compuso cánones, preludios y fugas que son un claro homenaje al Clave bien temperado. La ejecución de la Pasión según San Mateo de Bach a cargo de Mendelssohn el 11 de marzo de 1829 supuso el redescubrimiento de Bach y un gran éxito para el joven músico. La influencia del Cantor de Leipzig y también la de Haendel están presentes en su música vocal, como los Salmos para coro y orquesta y los oratorios Paulus y Elías

Entre las obras concertantes que Félix cultivó con maestría, destaca el Concierto en Mi menor para violín y orquesta, una de las piezas maestras del repertorio para este instrumento, y el Concierto para piano Op. 25 que Franz Liszt incluyó en su repertorio como pianista. En la correspondencia de Felix a su hermana Fanny se pueden leer algunos detalles sobre la composición de esta obra y una curiosidad: la joven pianista a la que está dedicado, Delphine von Schauroth, y de la que Felix estaba enamorado, compuso un pasaje para el concierto. 





Dentro de la obra pianística, las Romanzas sin palabras, compuestas entre 1829 y 1845, han sido muy admiradas por compositores e intérpretes. Y en las Variaciones Serias, también para piano, anuncia las enormes posibilidades que la variación del coral tendrá a lo largo del siglo XIX. La obra de cámara de Mendelssohn es menos conocida. La referencia a Beethoven es clara en los hermosos Cuartetos Op. 12 y Op. 13, y tanto el Sexteto para cuerdas como el Octeto mencionado tuvieron mucha repercusión en obras posteriores del mismo estilo. 

En 1833 obtuvo un puesto como director musical de la ciudad de Düsseldorf y en 1835 director de la Orquesta Gewandhaus de Leipzig. Su éxito creció considerablemente al transformar esta orquesta en una de las mayores atracciones musicales de Europa. Programó desde obras de Orlando de Lasso y de Palestrina hasta las recientes creaciones de contemporáneos como Schumann y Chopin, pasando por el Mesías de Haendel, entre otros. En 1841, el rey Federico Guillermo IV le propuso dirigir la Sección Musical de la Academia de Artes de Berlín. 

En 1843 fundó la primera escuela superior de música de Alemania, el Conservatorium für Musik (Conservatorio de Música) de Leipzig y la dirigió hasta 1847. En ella impartieron clases los profesores de la Gewandhaus y algunas de las personalidades musicales más ilustres del siglo XIX, como Robert Schumann, Ignaz Moscheles o Carl Reinecke. La lista de alumnos célebres no se queda atrás, con compositores de la talla de Edvard Grieg, o intérpretes como el pianista Wilhelm BAckhaus y el director de orquesta Kurt Masur, actual presidente de la Fundación Felix Mendelssohn-Bartholdy. Felix Mendelssohn falleció a los treinta y ocho años de edad, el 4 de noviembre de 1847, debido a la intensa actividad y al duro golpe causado por la pérdida de su hermana Fanny seis meses antes. 





Fanny Cecilia Mendelssohn nació en Hamburgo el 14 de noviembre de 1805, y es más conocida por el apellido de su marido, el pintor Wilhelm Hensel, con quien contrajo matrimonio en 1829. Era la mayor de los hermanos Mendelssohn y recibió la misma educación musical que Felix. Él era completamente consciente del talento de su hermana, la consideraba mejor pianista que él y tenía en cuenta su opinión musical. Estuvieron siempre muy unidos y se conocen muchos hechos sobre la composición de algunas de las obras de Felix gracias a la correspondencia que mantuvo con Fanny y que publicó el hijo de ésta, Sebastián Hensel, bajo el título de La familia Mendelssohn 1729 - 1847. La relación entre los dos hermanos es esencial para entender la vida y la obra de Felix. 

Fanny compuso obras de envergadura como la Obertura de Do para orquesta y la Escena dramática para soprano y orquesta Hero and Leander, la cantata Fausto para soprano, coro y piano, algunas cantas más, oratorios, dúos y tríos vocales con piano y música de cámara, como, por ejemplo, el Trío en re menor. Pero son las piezas breves, de carácter íntimo, bien para piano solo, bien para voz y piano, donde encontramos todas las cualidades de su talento musical. Su producción pianística es típica del Romanticismo, con nemerosos álbumes de pequeñas piezas (Dos Bagatellas, Romanzas sin palabras Op. 8, Preludios para órgano, piezas para piano, etc). De las cuatrocientas piezas que compuso solo una decena fue publicada durante su vida, lo cual nos debe hacer reflexionar sobre las dificultades innegables que encontraba una mujer con talento musical en pleno siglo XIX a pesar de proceder de una familia acomodada. Aunque poseía dones suficientes para desarrollar una carrera como pianista y como compositora, no recibió el mismo apoyo familiar que su hermano a la hora de profesionalizar sus aptitudes. De hecho, una parte de sus composiciones fueron publicadas a nombre de su hermano y algunos de sus lieder se hicieron famosos sin que se supiera que la autora era realmente ella. Solo en el último año de vida, alentada por su marido, publicó algunas obras. Wilhelm Hensel no solo animó a su mujer, sino que ilustró las piezas de Fanny con dibujos que convierten las ediciones de los Hensel en una pequeña obra de arte. 

Como Clara Schumann, Fanny Hensel fue una de las mujeres con mayor talento musical del siglo XIX, con una formación musical de las mismas características y nivel que la de un hombre pero sin las mismas posibilidades de acceso a la difusión y producción de su obra. De ella dijo el compositor francés Charles Gounod: La Señora Hensel era un músico inolvidable, una pianista excelente, una mujer intelectualmente superior. Era pequeña y menuda, pero el fuego de su mirada revelaba una extraordinaria energía. Como compositora era excepcionalmente talentosa.





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