Mozart y sus maravillosos Conciertos para piano

MOZART Y SUS MARAVILLOSOS CONCIERTOS PARA PIANO






Los conciertos para piano y orquesta de Wolfgang Amadeus Mozart son un conjunto de veintisiete obras de este género, escritas por el compositor austríaco entre 1767 y 1791. Estas composiciones, muchas de las cuales fueron concebidas para ser interpretadas por el propio Mozart en las series de conciertos en Viena de 1784 - 1786, ocuparon un lugar especial para el compositor.

La interpretación de los conciertos de Mozart se ha convertido en un tema de considerable interés  en los últimos años, con varios aspectos  a tener en cuenta, como el tamaño de la orquesta y su instrumentación, las cadenzas, el papel de solista  y del continuo y la improvisación de la parte del piano, que son objeto de debate en la actualidad.

Los conciertos de Mozart fueron interpretados en vida del compositor en gran variedad de arreglos, y con toda seguridad la orquesta disponible variaría de lugar en lugar, condicionando su interpretación. Las obras más profundas, como, por ejemplo el KV 413, KV 414 o el KV 415 eran ideales para su ejecución en el salón de algún aristócrata amante de la música.

Todos los conciertos maduros de Mozart estaban escritos para piano y no para clavecín. Sus primeros esfuerzos en el tema desde mediados de 1760 eran presumiblemente para clavecín. Aunque los primeros pianos vieneses eran, por lo general instrumentos más bien inferiores, ls fortepianos fabricados por Johann Andreas Stein y Anton Walter, eran mucho más adecuados para los propósitos de Mozart. Aclaremos que los fortepianos de aquella época eran instrumentos mucho más silenciosos que los modernos pianos de gran cola, por lo que el equilibrio entre la orquesta y el solista  resulta difícilmente reproducibles en los intrumentos actuales.



Parece probable, aunque no sea absolutamente seguro, que el piano pudo haber conservado su antiguo papel de bajo continuo en los tuttis orquestales de los conciertos, y posiblemente también en otras piezas mozartianas. 

Los antiguos fortepianos producían un sonido más orquestal que se acoplaba sin problemas en el fondo de la orquesta, por lo que una discreta parte del continuo podía haber fortalecido la producción sonora de la orquesta, sin que se viese perjudicada la estructura propia de sus conciertos para piano. Además, lo corriente en las interpretaciones de la época era que el solista dirigiese también la orquesta, por lo que añadir el continuo seguramente podría haber ayudado a mantener la cohesión entre los integrantes de la orquesta. La inmensa mayoría de los conciertos para piano de Mozart se hacen actualmente en vivo, para poder favorecer el sonido del piano.

Quizás el aspecto más controvertido de los conciertos es que Mozart (u otros intérpretes contemporáneos) pudieron haber embellecido la parte del piano sobre la marcha en curso de una interpretación a partir de lo escrito en la partitura. La habilidad del propio Mozart para improvisar era célebre en su época y en ocasiones llegó a tocar a partir de partes muy esquematizadas de la partitura. Además hay varias partes vacías  en la partitura de los conciertos que han llevado a penar que estaban destinados  a sugerir en el intérprete la improvisación, siendo el más destacado el final del segundo movimiento del Concierto para piano Nº 23 en la mayor KV 488. El manuscrito evidencia que tal ornamentación sugerida debió de ser improvisada realmente. 

Mozart también escribió versiones ornamentadas  de algunas de sus sonatas para piano, incluida la Sonata Dürnitz KV284/205b, el movimiento lento de la KV 332/300k y el movimiento lento de la KV 457. En todas estas obras los ornamentos aparecen en las primeras ediciones publicadas bajo supervisión del propio compositor, lo que sugiere que podrían representar ejemplos de ornamentaciones para que lo siguiesen pianistas menos experimentados. 



El desarrollo por parte de Mozart del concierto para piano hizo que desembocase en una compleja forma que nunca llegó a ser superada: de los compositores posteriores a Beethoven solo Johannes Brahms puso atención realmente en su clasicismo.

Su valor musical y su popularidad naturalmente amplia, no se debe a su estructura formal, sino más bien a su contenido musical. Los conciertos para piano de Mozart muestran pasajes de transición seguros, modulaciones, disonancias, y retrardos descendientes. Esta habilidad técnica, combinada con un dominio completo de los recursos orquestales, en particular con los instrumentos de viento-madera (una de las características más sobresalientes y bellas de sus melodías), le permitieron crear una enorme variedad de afectos, desde el carácter de ópera cómica del final del KV 453, hasta el estado de ensoñación del célebre andante del KV 467 o la majestuosa expansividad de su Concierto Emperador KV 503. El propio Mozart dio gran importancia a sus conciertos, algunos de los cuales guardó cuidadosamente. Por ejemplo, el Nº 23 fue publicado en forma póstuma y la partitura fue guardada por su familia y un reducido círculo de amigos a los que pidió explícitamente que no la entregaran a terceras personas.


Las cualidades de los conciertos para piano, aunque minusvaloradas durante algún tiempo, especialmente durante el siglo XIX han vuelto a recobrar la estima del público en los últimos cincuenta años, y la larga relación de compositores célebres que han escrito cadenzas para los conciertos avala este hecho. Sin lugar a dudas beethoven se sintió impresionado por estos conciertos: su Concierto para piano Nº 3 está inspirado claramente en el Nº 24 de Mozart y su producción concertística en completo tiene como punto de partida las concepciones mozartianas. 






A pesa de su renombre, los conciertos para piano de Mozart no carecen de detractores. Incluso entre los conciertos de su etapa de madurez compositiva hay ejemplos de movimientos que se podrían achacar que no están a la altura de su genio creativo. Esto se cumple en especial para algunos de los últimos movimientos que pueden resultar demasiado ligeros como para equilibrar el contenido dramático de los otros dos movimientos. De la misma manera, algunos movimientos lentos han sido considerados en cierta ocasión como repetitivos.


En la actualidad, al menos 3 de los conciertos de piano de Mozart (Números 20, 21 y 23) se hallan entre las obras más grabadas y conocidas del repertorio clásico, y la salida al mercado de varias grabaciones de los conciertos completos, entre las que cabe destacar las de las casas Philips y Naxos, ha permitido que algunos de los conciertos menos conocidos hayan incrementado su popularidad.


Las partituras autógrafas de los conciertos de Mozart, en manos de su viuda tras la muerte del compositor, fueron puestas a disposición del editor Johann Anton André  en 1799, y muchas de ellas pasaron a la colección de la Biblioteca Estatal de Prusia en Berlín en 1873. Otros autógrafos acabaron en manos del filólogo, arqueólogo y compositor alemán Otto Jahn, quien las adquirió en 1869. 


En los últimos cincuenta años todas las partituras originales existentes han sido llevadas a distintas bibliotecas. La colección de autógrafos de la Biblioteca Estatal de Prusia fue evacuada en su totalidad durante la Segunda Guerra Mundial al frente oriental, donde se le perdió el rastro, dándola por desaparecida hasta la década de 1970. Para entonces, estas partituras reaparecieron en Polonia, y en la actualidad se encuentran en la Biblioteca de la Universidad Jadellónica de Cracovia. Además han salido a la luz varias copias usadas por Mozart y  su familia. 






Comentarios

  1. La música, desde cierto aspecto, no deja de ser un lenguaje más, y como tal admite metalenguajes, y por tanto diverses niveles de uso y consumo...
    Arte es lo que emociona, pero la capacidad de emocionarse es subjetiva, por tanto diferente para cualquier persona, y diferente el tipo de emoción.
    Por otra parte, el piano es una orquesta en sí mismo,hay composiciones para una mano, para dos, para cuatro... y, si hablamos del piano de cola, que también puede ser utilizado como arpa o con pizzicatos..., dejemoa que los nuevos compositores señalen los asombrosos caminos. ¡La imaginación al poder! Besos.

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  2. El lenguaje de la música es un lenguaje especial, ella se comunica a través de sonidos, de armonías y de disonancias, percibidas por el oído humano a través de la voz humana y los distintos instrumentos musical.
    Por otro lado, la música siempre ha tenido la facultad de llegar a tocar nuestra sensibilidad, y en tal sentido, a emocionarnos profundamente. Y como dicha capacidad es subjetiva y todos somos un poquito distintos en este aspecto, solemos emocionarnos (o nos suelen "llegar" o tocar en mayor medida), música de distintos compositores.
    La música, como las demás Bellas Artes (y no solo ellas,) está en continua expansión y desarrollo, y la posibilidad de desarrollo del piano, como instrumento solista, es aun inmensa e ilimitada..., Con un poco de imaginación, mezclado con un poco de talento, creatividad y genialidad creadora de parte de los compositores, llegaremos a límites insospechados.
    Besos

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