Gabriela Mistral

GABRIELA MISTRAL










Gabriela Mistral (seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga). nació en la ciudad de Vicuña, el 7 de abril de 1889. En 1904, a la edad de 15 años, Lucila Godiy fue nombrada ayudante en la Escuela de la Compañía Baja. Durante ese mismo año comenzó a entregar sus colaboraciones  al diario El Coquimbo. 


Un año más tarde aparecieron sus primeros escritos en los periódicos El Coquimbo en La Serena, y La Voz de Elquí  de Vicuña. En 1908 se desempeñó como maestra en la localidad de La Cantera. Ese mismo año figuró en la antología Literatura Coquimbana de Luis Carlos Soto Ayala, quien le dedicó un breve estudio  y seleccionó tres de sus prosas poéticas: Ensoñaciones, Junto al mar y Carta íntima. El 23 de julio apareció publicada la poesía Del pasado. Fueron estas publicaciones un tanto paganas  y algo socialistas, según el capellán de la Escuela Normal  de La Serena, las que le impidieron ingresar a este establecimiento y obtener su título de preceptora. 


Años más tarde rindió su examen en la Escuela Normal Nº1  de Santiago, donde se le reconocieron  los estudios y conocimientos  adquiridos en la práctica escolar. Por aquel tiempo el diario El Coquimbo publicó su trabajo Ventajoso canje, donde destaca la importancia de contar con una ley de instrucción primaria obligatoria, lo que demuestra el enorme interés  de Gabriela Mistral por la educación de su país.








Gabriela Mistral decidió residir en la localidad de Coquimbito (Los Andes), donde escribió la mayoría de sus poemas  que dieron forma a su libro Desolación, obra que la proyectó como poeta de relevancia  internacional. Desde esta localidad envió a Santiago sus famosos Sonetos de la muerte, bajo el seudónimo de Gabriela Mistral.


Pedro Aguirre Cerda la nombró profesora de Castellano y directora del Liceo de Niñas de Punta arenas, donde permació hasta 1919. Fue precisamente en Punta Arenas donde terminó de escribir  su primer libro de poemas Desolación. Su ora comenzó a ser reconocida a nivel mundial. En 1920 fue trasladada a Temuco con igual cargo. Allí conocerá al joven Pablo Neruda.


El 22 de junio de 1922 Gabriela MIstral viajó a México, aceptando la invitación  del gobierno de dicho país para colaborar en los planes de la reforma educacional  y en la creación de bibliotecas populares. Ese mismo año, y bajo los auspicios del director del Instituto de las Españas de Nueva York, Federico de Onís, se publicó la primera edición de Desolación 





En 1923 apareció en México Lecturas para Mujeres. En 1924 viiajó a Estados Unidos y a Europa. En España se publicó su segundo libro de poemas, Ternura. Gabriela Mistral regresó a Latinoamérica y se radicó algunos meses en Chile. En 1930 visitó los Estados Unidos, donde dictó numerosas conferencias, extendiéndolas  a Cuba, Puerto Rico y Panamá. En 1939 inició una nueva gira por América Latina. En Buenos Aires, y gracias a su amiga Victoria Ocampo, publicó su tercer libro, Tala

En 1939 surgió el interés por su  candidatura para el Premio Nobel, preparándose traducciones de su obra. En 1945, estando en Pertrópolis, Gabriela Mistral recibió la noticia que le había sido otorgado  el Premio Nobel de Literatura, en virtud de los méritos  de la obra literaria y magistral  de toda una vida. Luego de recibir el Nobel de Literatura regresó a Nueva York , donde recibió numerosos honores, siguiendo rumbo a Nápoles. En 1951, en Chile, se le otorgó  el Premio Nacional de Literatura. 

En 1954, en Chile, la Editorial Pacífico, publicó su cuarto libro, Lagar. Luego de una prolongada enfermedad  en Nueva York, falleció Gabriela Mistral, el 10 de enero de 1957. Póstumamente aparecieron sus libros de poemas Motivos de San Francisco (1965), Poema de Chile (1967) y Lagar II, entre otros. 








Comentarios

  1. Un ejemplo de su poesía:
    APEGADO A MI

    Velloncito de mi carne
    que en mi entraña yo tejí,
    velloncito friolento
    ¡duérmete apegado a mi!

    La pérdiz duerme en el trébol
    escuchándolo latir.
    No te turben mis alientos,
    ¡duérmete apegado a mi!

    Hierbecita temblorosa
    asombrada de vivir,
    no te sueltes de mi pecho:
    ¡duérmete apegado a mi!

    Yo que todo lo he perdido
    ahora tiemblo de dormir.
    No resbales de mi brazo:
    ¡duérmete apegado a mi!

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  2. ¡Bellísima, espectacular y especial poesía!, es su simpleza que llega siempre con tanta nitidez hasta el fondo del alma y del corazón humanos......

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