Gustav Mahler: Sinfonía Nº 8 (De los Mil)
La Sinfonía Nº 8 en mi bemol mayor de Gustav Mahler es una de las obras corales de mayor escala del repertorio clásico. Debido a que requiere una enorme cantidad de instrumentos y coristas, frecuentemente es denominada Sinfonía de los Mil, aunque la obra a menudo se interpreta con menos de mil intérpretes y el propio Mahler no aprobó dicho sobrenombre. La pieza fue compuesta en un único período de inspiración, en el verano de 1906. Además fue la última obra que Mahler estrenó en vida y contó con un gran éxito de crítica y público cuando la dirigió en el estreno absoluto en Múnich, el 12 de septiembre de 1910.
La fusión de la canción y de la sinfonía había sido una característica de las primeras obras de Gustav Mahler. A partir de 1901, un cambio de rumbo lo llevó a producir tres sinfonías puramente instrumentales. La Octava Sinfonía vuelve a una combinación de orquesta y voz en un contexto sinfónico. La estructura de la obra no es convencional, en lugar de seguir la estructura normal de varios movimientos, la obra se divide en dos partes. La primera parte de la obra se basa en el texto latino de un himno cristiano del siglo IX, Veni Creator Spiritus, mientras que la segunda parte es un arreglo de las palabras de la escena final del Fausto de Goethe.
Las dos partes de la Octava Sinfonía combinan el texto sagrado del himno en latín del siglo IX, Veni Creator Spiritus, con un texto laico de los pasajes de clausura del poema dramático Fausto de Goethe, escrito en el siglo XIX. La elección de estos textos no fue arbitraria, Goethe, un poeta que Mahler admiraba, creía que Veni Creator encarnaba los aspectos de su propia filosofía y lo tradujo al alemán en 1820. Por otra parte, Mahler se dio cuenta que el poema Fausto era la contraparte ideal del himno latino.
Hacia el verano de 1906, Mahler llevaba ya nueve años como director de la Ópera de la Corte de Viena. Como cada verano, Mahler se marchaba de Viena al finalizar la temporada musical, para dedicarse únicamente a la composición. Desde 1899 este refugio había estado en Maiernigg, al sur de Austria. En este entorno completó su Cuarta, Quinta, Sexta y Séptima Sinfonía y el ciclo de canciones Kindertotenlieder (Canciones para los niños muertos), entre otras composiciones.
En 1906 Mahler llevó consigo el borrador manuscrito de su Séptima Sinfonía, con la intención de revisar la orquestación hasta que surgiera una idea para una obra nueva. Fue durante estas vacaciones que se sumergió de lleno en la composición de su Octava Sinfonía. Está escrita para una orquesta muy grande, de acuerdo con la idea de su creador, la obra es un nuevo universo sinfónico, una síntesis de sinfonía, cantata, oratorio, motete y lied, en una combinación de estilos.
Los preparativos para el estreno de la Octava Sinfonía comenzaron a principios del año 1910, con la selección de coros de agrupaciones corales de Múnich, Leipzig y Viena. Bruno Walter, ayudante del compositor en la Ópera de la Corte de Viena, fue el responsable de la contratación y preparación de los ocho solistas.
Para el estreno, el 12 de septiembre, el empresario Gutmann había alquilado el recién construido Neue Musik Festhalle, en el recinto ferial internacional de Múnich. Esta gran sala tenía una capacidad para tres mil doscientas personas. Con el fin de fomentar la venta de entradas y dar más publicidad, Gutmann acuñó el nombre de Sinfonía de los Mil, que se ha mantenido, desde entonces, como un subtítulo popular de la obra. Entre las muchas figuras distinguidas que asistieron al estreno se encontraban Richard Strauss, Camille Saint-Saens, Anton Webern (compositores), Thomas Mann y Arthur Schnitzer (escritores), así como el director de orquesta Leopold Stokovisky, quien dirigiría el estreno de la obra en Estados Unidos.
El 13 de septiembre, día posterior al estreno de la Octava Sinfonía, Mahler volvió a dirigir la obra. Durante los tres años siguientes, la obra recibió un total de veinte representaciones más en toda Europa, entre las que se contaron el estreno en Holanda, (Ámsterdam) el 12 de marzo de 1912, y la primera interpretación en Praga, realizada el 20 de dicho año. La ciudad imperial de Viena tuvo que esperar hasta 1918 para escuchar y disfrutar de la Sinfonía. Mientras tanto, en Estados Unidos, Leopold Stokovsky persuadió a la junta de la Orquesta de Filadelfia a financiar su estreno, el 2 de marzo de 1916, con un gran éxito. Posteriormente dicha orquesta la estrenó en Nueva York, en la Metropolitan Opera House.
En el Festival Mahler en Ámsterdam, en mayo de 1922 se presentaron sus ciclos de canciones más importantes, y el ciclo de sinfonías completas . En el Reino Unido el estreno de la Octava Sinfonía tuvo lugar recién el 15 de abril de 1930. La obra fue nuevamente interpretada ocho años después, en esa ocasión se encontraba presente el joven músico Benjamin Britten que quedó impresionado con aquella música.
En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial se realizaron una serie de actuaciones notables de dicha sinfonía, entre ellas la retransmisión de Adrian Boult desde el Royal Albert Hall, el 10 de febrero de 1948, y el estreno japonés, en Tokio, en diciembre de 1949, sin olvidar el estreno en Australia en 1951. Tras 1950, el creciente número de interpretaciones y grabaciones significaba que iba creciendo en popularidad, aunque no todas las críticas fueron favorables.
Al finalizar el siglo XX y comenzar el XXI, la Octava Sinfonía ha sido interpretada en todo el mundo. Una sucesión de estrenos en el Lejano Oriente, culminaron en octubre del 2002 en Peking con la primera interpretación de la obra en la República Popular China. El Festival de Artes Olímpicas de Sydney, en Agosto del 2000, empezó con una interpretación de la Octava Sinfonía. La popularidad de la obra y su escala heroica, supusieron que a menudo se usara como pieza de celebraciones: el 15 de marzo del 2008 Yoav Talmi dirigió unos 200 instrumentistas y un coro de 800 personas en una representación en la ciudad de Quebec, para conmemorar el 400 aniversario de su fundación. En España se estrenó el 30 de abril de 1971, bajo la dirección de Rafael Frühbeck de Burgos y la Orquesta Nacional de España, en lo que fue el primer ciclo integral de las sinfonías de Mahler. Finalmente, en Colombia se estrenó el 15 de octubre del 2011.
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